Durante el conflicto armado, Colombia se convirtió en la Nación con más personas que abandonaron sus tierras de manera forzosa. Entonces, buscar un mecanismo para reparar integralmente a los afectados por la guerra, se convirtió en la bandera de gobierno del recién electo Juan Manuel Santos. A finales de 2011 la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras fue aprobada por el Congreso y para atender de manera focalizada los casos de despojo se creó la Unidad de Restitución de Tierras (URT), adscrita al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.Cuatro años después de haber sido promulgada la Ley 1448, Yeninson Bernate se acercó a una oficina de la URT para conocer el proceso. Él, nacido en Valle de San Juan, Tolima, “tuvo una infancia muy natural; bonita. Siempre estaba con su papá en la ganadería”, cuenta Nancy Guarnizo, quien habla en nombre de su esposo. “Él prefiere no tocar el tema, dice que ellos están en el cielo y que los quiere mucho”. Cuando tenía 17 años miembros de las AUC asesinaron a su padre y a sus dos hermanos. “Son situaciones de la vida. Ahora él hace lo que su papá siempre soñó”. Hoy Yeninson tiene 29 años, un pequeño hijo y vive en la casa que su madre construyó sobre la que les quemaron los paramilitares. Gracias a la URT, cuenta con el título de propiedad de aquel predio y desarrolla un proyecto productivo de piscicultura, “yo le digo a él que es una microempresa, porque tenemos cinco pozos y en temporada brindamos más de cinco empleos a los jóvenes de la vereda”.La Ley 1448 busca devolver la tierra con documentos legales y mejorar las condiciones socioeconómicas de los beneficiarios a través de proyectos productivos para garantizarles una vida más digna. Hoy, el 89 por ciento de quienes han sido beneficiados avanzan con sus iniciativas y ninguno ha vuelto a salir de su hogar. Para Ricardo Sabogal, director de la URT, este trabajo es el mayor privilegio que ha tenido en la vida, “uno siempre sueña con cambiar lo que está mal y aquí tengo la oportunidad de hacerlo”, cuenta.Ángel Castro, también sueña lo mismo, es víctima del conflicto armado y con la ayuda de la comunidad y la Alcaldía de Zulia, Norte de Santander, reconstruyeron la escuela de la vereda El Albarico, así los niños no tienen que desplazarse hasta la ciudad para aprender. Ángel tiene 47 años y un tipo de resiliencia descomunal. Hace 18 años un cabecilla paramilitar lo hizo suplicar por su vida. “Solo quería hablar con él para preguntarle si podía sacar mis vacas. Él me amenazó y dijo que yo trabajaba para la guerrilla”. Ha pasado mucho tiempo, reconoce. Hoy vive tranquilo y aprovecha para agradecer a un sinnúmero de personas que lo apoyaron. Nombra a la jueza que creyó en su historia, a la gente de la URT, sede Cúcuta, y al Ejército Nacional.Como menciona Ricardo Jiménez, jefe de estado mayor de operaciones del Ejército, para dar cumplimiento a esta sentencia el Ministerio de Defensa lleva a cabo un trabajo articulado con las Fuerzas Militares y la URT. “Primero se realiza un diagnóstico de seguridad en el terreno para detectar si existe alguna amenaza o si históricamente en ese lugar hubo colocación de minas antipersona. Luego se da el dictamen y se brinda acompañamiento”. Así mismo, considera que la restitución de tierras construye un mejor país.Lo dijo Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), en la tercera edición del Congreso Agroindustrial en diciembre de 2017: “Es muy importante solucionar la certidumbre jurídica sobre la tierra para generar una verdadera cadena de valor y que sea sostenible en el tiempo”. Y destaca que ahora los empresarios han podido llegar a ese 40 por ciento del país que era inaccesible, y se han encontrado con una población productiva que sabe trabajar el campo. Ruby Esperanza Oviedo y José Antonio Alarcón son un buen ejemplo de lo que dice Mac Master. Ellos también fueron desplazados. Sin embargo, siempre tuvieron la ilusión de volver al campo. La URT los apoyó.Ruby, quien fue víctima de las Farc, tiene 13.000 plantas de café en las montañas nariñenses y exporta parte de su cosecha a Estonia. José invirtió los cerca de 29 millones de pesos que entrega la entidad para los proyectos y ahora comercializa leche de vaca a través de Asopacoc, la asociación que fundó con la ayuda de la embajada de Suecia y el Estado.Para el director de la URT el modelo de restitución de tierras de Colombia es el más completo del mundo porque piensa en el reclamante y en el contexto, “no ganamos cuando devolvemos tierra, ganamos cuando la entregamos y la persona restaura su vida”. Y asegura que lo más significativo de la gestión de la URT ha sido instalar justicia donde el Estado fue ausente: “En el campo, antes, los conflictos eran resueltos por los grupos armados ilegales. Ahora, esto lo están haciendo los jueces de la República”.*Periodista de Especiales Regionales de SEMANA.