A Colombia le quedan reservas de petróleo para 5,7 años (1.782 millones de barriles) y de gas para 11,7 (3.896 giga pies cúbicos). Este es un sector que en los últimos ocho años ha aportado 153 billones de pesos en ingresos fiscales a la Nación, representa el 29 por ciento del presupuesto total de inversión del país y en 2019 se calcula que aportará el 13 por ciento de los ingresos, alrededor de 20 billones de pesos, incluyendo regalías. A todo esto hay que sumarle los 95.000 empleos directos y los 570.000 indirectos que genera. ¿Qué sucederá cuando se acaben las reservas? Los yacimientos no convencionales (YNC) son la respuesta que por el momento tiene la industria para reabastecerse con los hidrocarburos que se encuentran en el subsuelo y en las profundidades del fondo marino. Esta decisión implica recurrir a la técnica de fracturación hidráulica, sin embargo, los riesgos para el medioambiente han generado preocupación y tanto expertos como el gobierno la están analizando al detalle antes de dar un sí contundente. El debate Orlando Cabrales Segovia, exviceministro de Energía, expresidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), exvicepresidente legal para América Latina de BP y hoy presidente de Naturgas, asegura que desarrollar los yacimientos no convencionales es una necesidad para el abastecimiento y la seguridad energética. “Es más barato producir que importar gas”, afirma. Por su parte Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Medio Ambiente y profesor de la Universidad de los Andes, pronuncia un no rotundo cuando se le pregunta por el fracking. Su argumento es el principio de precaución, incorporado en la Ley 99 de 1993 sobre medioambiente. “Este dice que cuando haya riesgos de daño ambiental, así no se tenga certeza científica suficiente, deben tomarse todas las medidas para evitarlos. Y que algunos países hayan prohibido el ‘fracking’ o lo hayan declarado moratorio, a pesar de ser una actividad de altísima rentabilidad, quiere decir que hay muchos indicios de que es peligrosa. Nunca en la historia del mundo se había prohibido algo tan lucrativo”. Cabrales coincide con el exministro. Por eso en 2014, junto con Ana Cristina Sánchez-Thorin, experta en gestión ambiental del sector de petróleo y gas, elaboraron un marco regulatorio para la exploración y explotación de yacimientos no convencionales en Colombia. “Establecimos que antes de empezar a usar la técnica, se debía contar con una regulación seria, coherente, que atendiera cada uno de los riesgos que generan preocupación”. Dos años tardaron en construir la regulación. Esta se basó en un programa de gestión del conocimiento al que invitaron a 24 expertos, 15 de ellos independientes y de reconocidas universidades como MIT, Stanford y Colorado School of Mines. Este trabajo les permitió entender cuáles eran los riesgos asociados a la actividad, e identificar las lecciones aprendidas de Estados Unidos. Por eso quedó establecido que no todos pueden hacer fracking en Colombia. “Lo que sucedió en Estados Unidos es que se abrió la puerta para que cualquier empresa lo hiciera. Así que establecimos ciertos requisitos para que sean las compañías con mayores estándares sociales y ambientales las autorizadas a realizar esta actividad en nuestro país”. Lea también: Quedó lista la comisión de expertos que definirá el futuro del fracking en Colombia En este documento, agrega Cabrales, se aplicó el principio de precaución. “Fuimos muy conservadores. Por ejemplo, para la protección de acuíferos los expertos recomendaban que la fractura se hiciera por lo menos a 100 metros de distancia. Nosotros establecimos 500 metros”. Como lo ha dicho la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, la discusión no debería ser sí o no, sino cómo. Al respecto, Rodríguez Becerra se refiere a la comisión de expertos que organizó el gobierno justamente para discutirlo. “No dudo que el gobierno lo va a tratar de hacer de la mejor forma. Pero el Ministerio del Medio Ambiente está pésimamente dotado para juzgar seriamente los estudios de impacto ambiental y eso aumenta los riesgos. Esa es mi gran preocupación”, afirma. En opinión de Cabrales los estudios técnicos y científicos indican que el fracking se podría hacer con las precauciones, la regulación y la supervisión adecuadas. “Pero creo que es importante que el país conozca la discusión que se dé en estos campos”, puntualiza. En Estados Unidos, el país que más sabe de fracturación hidráulica, los estudios académicos indican que hay un riesgo al realizarla; en Colombia, sostiene Rodríguez Becerra, este se magnifica “porque no existe una autoridad ambiental con la fortaleza que se requiere y no se ve ninguna intención por parte del gobierno de fortalecerla”, insiste. Y agrega que aunque le parece muy interesante que solo puedan hacer fracking empresas con cierto músculo, capacidad y experiencia, eso no basta. “Se requiere la acción del Estado para asegurar que esas empresas se comporten adecuadamente”. *Coordinadora editorial Especial Petróleo Revista Semana.