Los abuelos de la residencia Shintomi, en Tokio, hace varios años dejaron de usar despertadores. Ya no se preocupan por el horario de sus medicinas ni por el monitoreo de sus funciones vitales. Ahora los acompaña Sota. Un pequeño robot de grandes ojos y una ‘S’ en su pecho, que les recuerda tomar sus pastillas, conversa con ellos y monitorea su salud en las noches. Le puede interesar: ¿Se pueden pagar las compras usando tan solo la palma de la mano? Al igual que Sota, cientos de robots conviven y facilitan la vida de los japoneses. Hay recepcionistas en los hoteles, cuidadores de niños, jugadores de béisbol, meseros en los restaurantes y hasta profesores universitarios. Como el caso de Pepper, un androide creado por SoftBank, empresa nipona de telecomunicaciones, que ayuda a dictar clases en la escuela de negocios de la Universidad Esade, en Barcelona. Está programado para realizar exámenes y cuenta algún chiste mientras da lecciones de internacionalización empresarial. Los ingenieros japoneses desarrollan sistemas autónomos que combinan la tecnología con la inteligencia artificial. Cuenta Holman Ariza, docente de la Facultad de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Bosque, que este interés se deriva de un acontecimiento histórico. “La recuperación de los japoneses después de la Segunda Guerra Mundial fue más rápida de lo que el mundo esperaba. Sus habitantes son educados, desde pequeños, con la disciplina para realizar cada tarea de la mejor manera y por eso son ejemplo de innovación”. También puede leer: En patentes de invención hay mucho que aprender de los japoneses Decidieron convertirse en un referente tecnológico y lo han conseguido. En 1986 crearon el primer robot con inteligencia artificial, unas piernas que podían simular la forma de caminar de una persona. Hoy sus avances han llegado al nivel de contar con humanoides e incluso animaloides que nunca se cansan. Los japoneses no quieren reemplazar al ser humano. De hecho, “ven la tecnología como la herramienta perfecta para ayudar a realizar tareas que atenten contra nuestra calidad de vida. Implementaron brazos robóticos para pintar los carros a nivel industrial porque los trabajadores se estaban enfermando al estar expuestos a sustancias químicas”, agrega Ariza. Pero no solamente están presentes en la cotidianidad de las familias de Japón. Con el fin de resolver la escasez de mano de obra producida por la baja natalidad y mejorar la productividad en las empresas, en 2014 el Ministerio de Economía, Comercio e Industria, creó la estrategia Revitalización de Japón, con la que se espera que la industria robótica de servicios alcance la meta de 38.000 millones de euros para 2035.