Por Eduardo Echeverri*
Adriana Pulido ha construido su historia a punta de una curiosidad insaciable. De niña, desarmaba los radios y televisores de su casa en busca de las voces que parecían vivir en su interior. Luego, su amor por entender las lenguas extranjeras la llevó a estudiar filología en la universidad, donde aprendió a usar un computador por sí misma, mediante el programa Jaws. Gracias a esta importante herramienta de conocimiento y autonomía, Pulido se convirtió en la primera colombiana con discapacidad en obtener la beca estadounidense Fullbright, y hoy es una de las principales voces de la inclusión en el país.
SEMANA: ¿De dónde surgió su interés por la tecnología?
ADRIANA PULIDO: En parte llegó por la curiosidad de descifrar el funcionamiento de los electrodomésticos. De pequeña siempre me gustó hablar por teléfono. Me parecía mágico poder escuchar una voz al otro lado. Posiblemente ese interés por manipular aparatos y mover cosas para ver qué sucedía lo generó.
SEMANA: Entonces poder utilizar un computador durante la universidad debió haber sido todo un punto de inflexión...
A.P.: Totalmente. La autonomía que gané a partir de ahí fue impresionante. Antes una persona me tenía que ayudar a digitar, pero por supuesto la gente estaba cada vez menos disponible. Entonces fue un cambio un poco por la fuerza de las circunstancias, pero es algo que siempre agradeceré. De no haber sido así, creo que ni siquiera hubiera podido aplicar a la beca, por ejemplo.
SEMANA: Ser la primera colombiana en ganar la beca Fullbright le permitió realizar su maestría en Estados Unidos. ¿Cómo percibió la inclusión allí en comparación con Colombia?
A.P.: La visión en Colombia respecto a las personas con discapacidad sigue siendo muy lastimera. Uno va por la calle y escucha a la gente decir “ay, pobrecita”, como si pensaran que uno no los oye. Y nos dotan de superpoderes con esa frase recurrente de que nos admiran, cuando lo que nosotros queremos es ser vistos como cualquier persona, con virtudes, defectos, sueños frustrados y cumplidos. En Estados Unidos es así, aunque hacen lo posible por facilitarnos la vida en todos los aspectos. Es algo en lo que tenemos que continuar trabajando en Colombia desde la pedagogía. Además del cambio actitudinal, hay que mejorar el acceso a la información y a las comunicaciones.
SEMANA: Precisamente usted ha contribuido liderando el proyecto Convertic del Ministerio de la TIC. ¿Por qué es tan importante este avance para el país?
A.P.: Este proyecto lo que permite es que las personas con discapacidad visual y las entidades puedan acceder a la licencia de Jaws y ZoomText, que es el programa que usan las personas con baja visión. Es una licencia que en el mercado puede costar unos cuatro millones de pesos y en Colombia es gratuita. Desde que se inició en diciembre de 2013, muchos países se han interesado en replicarlo porque definitivamente ha sido de gran ayuda para muchas personas que en la vida nunca imaginaron usar un computador. Hoy en día soy beneficiaria de ese proyecto, y espero que siga funcionando. Es un gran avance porque Colombia fue pionera y porque ha logrado resultados importantes en la inclusión en el campo educativo, laboral y cultural.
SEMANA: Actualmente es consejera de inclusión en el Comité Internacional de la Cruz Roja y forma parte de la Red de Mujeres con Discapacidad Visual. ¿Qué quiere lograr al interior de estas organizaciones?
A.P.: Una meta que he ido cumpliendo progresivamente pero que sigo persiguiendo en mi vida profesional: ayudar a que la vida de las personas con discapacidad cambie positivamente. Y por supuesto seguir aprendiendo y expandiéndome en esto de las tecnologías para enseñar y ayudar a que cada vez más personas logren esa autonomía que todos buscamos. A las personas con discapacidad visual les digo que hay que aprovechar al máximo las tecnologías. Las pantallas no son únicamente para Facebook, sino para el empleo y la educación. En definitiva, tenemos que formarnos para generar cada vez más inclusión entre todos.
*Periodista
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