Pocas industrias tienen la capacidad de generar crecimiento y distribuir sus beneficios entre las diversas capas de la sociedad como el turismo. En el mundo, el número de viajeros internacionales se multiplicó más de 60 veces desde mediados de los años cincuenta, al pasar de 25 a más de 1.300 millones de viajes al año. Este es uno de los sectores con mayor crecimiento en las últimas décadas. Viajar hacia otros países ha dejado de ser un lujo reservado para una minoría, ahora es un componente esencial del ocio de muchos en todo el mundo.  La depreciación del transporte por avión, la información de los destinos en tiempo real y el crecimiento casi exponencial del mercado de viajes internacionales, favorecido por el desarrollo de clases medias con poder adquisitivo, explican este crecimiento y auguran un futuro prometedor. Basta con recordar el pronóstico de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (UNWTO) que espera que las visitas a naciones extranjeras alcancen los 1.800 millones en 2030. Las características de la industria turística permiten que cada euro o dólar que genera tenga un efecto multiplicador. Los países que han sabido diseñar y ejecutar una estrategia adecuada para promover el turismo han comprobado su impacto.  Ser destino turístico nos obliga a descubrirnos para crear producto y comercializarlo, nos exige modernizar las infraestructuras de comunicación, mejorar la seguridad y vigilar la calidad de los servicios. Nos guía por una senda de permanente búsqueda por la excelencia sin la cual no podríamos competir exitosamente en los mercados internacionales. Pero ese esfuerzo de mejora no solo sirve para el turismo, la inversión en la ampliación de puertos, aeropuertos o vías, beneficia a todos los sectores económicos.  Un ejemplo de esto es la ciudad de Málaga, en España. En las últimas dos décadas se ha convertido en un destino turístico y en uno de los principales centros de atracción de empresas tecnológicas del sur de Europa gracias, en parte, a su conectividad en menos de tres horas con las principales ciudades del continente. Tambien puede leer: ¿Cómo está ayudando el posconflicto al turismo en Colombia? Por su parte, Colombia tiene un potencial a futuro para convertirse en uno de los principales destinos de América y del mundo. La experiencia de vivir esta Nación cambia radicalmente la perspectiva que tienen la mayoría de los visitantes extranjeros antes de su primer contacto con la realidad. Destino Global Para este país es de gran beneficio la extraordinaria capacidad del turismo para impactar hasta el último rincón de la sociedad. Este genera empleo en distintos niveles y su afluencia beneficia a diferentes sectores tanto públicos como privados, al comercio, al transporte, a la hotelería, entre otros.  La industria turística es una de las pocas que facilita llevar a cabo agendas de trabajo compartidas entre distintos campos. Por ejemplo, lograr modelos turísticos y diseños arquitectónicos que tengan en cuenta el entorno y la innovación. Solo así se pueden alumbrar iniciativas como la del Puerto de Cartagena, de crear un zoológico que recibe a los viajeros de los cruceros, quienes encuentran, dentro de un espacio inicialmente pensado para la logística de carga, un maravilloso entorno de naturaleza y preservación de fauna.  Hoy vivimos una segunda –o quizá la tercera– oleada de transformación digital del sector turístico. Con esta se abre un nuevo escenario donde existe un diálogo permanente entre los viajeros y el destino. La mayoría aún seguimos adelantando algunas decisiones de nuestros viajes, como el transporte o el alojamiento, pero una vez en el lugar tenemos a nuestro alcance toda la información imaginable en nuestros dispositivos móviles e incluso la capacidad de hacer transacciones en tiempo real. Colombia ha vivido una intensa transformación en las últimas décadas. Prueba de ello es que pueda verse a sí misma como un destino global de primer orden y continúa con la ambición necesaria para conquistar el futuro. El reconocimiento del mercado, que evidencia el aumento de llegadas internacionales en los años recientes, es la mejor señal de que esa ambición está bien encauzada. Ahora hay que enfocar todo el talento, la creatividad y la capacidad de innovación –que a Colombia no le faltan– para dar el salto definitivo y situarse entre los destinos más exitosos del mundo. * Vicepresidente económico de IE University y presidente de su Centro de Emprendimiento e Innovación.