Desde lo más profundo, el pozo Lizama 158 de Barranca-bermeja nos envió una clara advertencia con su derrame de crudo hace un mes: debemos tomarnos en serio la utilización de energías alternativas amigables con el medioambiente.Hasta principios de marzo los especialistas creían que ese yacimiento estaba dormido, inactivo, pero no. Repentinamente afloró una gigantesca mancha de crudo que duró 20 días esparciéndose, causando la muerte de miles de animales, así como la contaminación de un par de afluentes del río Magdalena, base del sustento de la vida humana y del ecosistema de la región.Esto nos demostró que la naturaleza se hace respetar. No podemos desestimar los altos riesgos asociados a la explotación de un yacimiento hidrocarburífero, más aún cuando la prioridad es cuidar nuestros recursos naturales, sobre todo en estos momentos en que el calentamiento global nos ha dado tantos avisos.En marzo, la Organización Meteorológica Mundial, dependiente de la ONU, señaló que 2017 fue el año más cálido sin El Niño. Hubo lluvias excepcionalmente intensas que provocaron deslizamientos de tierras funestos en Sierra Leona y Colombia. La concentración de los gases de efecto invernadero continuó su crecimiento. El nivel del mar siguió aumentando. Batió récord el nivel calórico de los océanos, y el hielo marino ártico y antártico estuvo muy inferior a la media.Estamos en una encrucijada. De una parte, las potencias tratan de llevar al máximo su producción de hidrocarburos y, en línea con ellas, el mundo asiático maximiza la producción de vehículos. Por otra, aunque hay países como Alemania, Holanda, Francia e Inglaterra que están invirtiendo una gran cantidad de recursos en investigación de energías alternativas, la velocidad de obtención de resultados de dichos estudios es muchísimo menor a la velocidad de devastación del planeta.Adicionalmente, los resultados arrojados por estas investigaciones para mejorar la eficiencia de las energías alternativas aún no son comparables a los de la eficiencia de los combustibles fósiles, lo que atenta contra la viabilidad económica de los proyectos renovables.Frente a este panorama, como país debemos contribuir a la solución con acciones decididas contra el cambio climático. Es necesario fortalecer la investigación sobre energías alternativas, así como respaldar la iniciativa orientada a que en los próximos cinco años diversifiquemos las fuentes de nuestra matriz energética un 10 por ciento, con energías renovables no convencionales, para que contengamos, en lo posible, el consumo de recursos fósiles.*Senador electo.