Imagínese en el Huila, al sur de Colombia, a 70 kilómetros de Neiva, capital del departamento. Adentrémonos más, entre las cordilleras Central y Oriental, por donde pasa el río Magdalena. ¿Cómo va el viaje? ¿Bien? Ahora vamos a la cuenca alta de esa fuente hídrica, donde fue construida la central hidroeléctrica de El Quimbo, una megaobra de ingeniería, hecha por Emgesa, entre 2010 y 2015, y que cuenta con un área de embalse de 8.316 hectáreas, 41 kilómetros de largo y una capacidad instalada de 400 MW.Allí, entre bocatomas, compuertas y el viaducto Balseadero, el más largo de Colombia a la fecha, se encuentran terrenos que corresponden al Bosque Seco Tropical. Según el Instituto Humboldt, en Colombia estos ecosistemas son el hogar de 2.600 especies de plantas, de las cuales 83 son endémicas. También habitan 230 tipos de aves (33 de ellas son únicas de este hábitat) y 60 mamíferos. Como su suelo es tan fértil ha sido intervenido para la producción agrícola, ganadera y minera, lo que lo convierte en uno de los más amenazados del país.Para Bruno Riga, gerente general de Emgesa, esta iniciativa es muestra del compromiso de la empresa con el desarrollo sostenible y el crecimiento de las comunidades: “Nos llena de orgullo presentarles a la región y a Colombia entera este programa que se configura como el más grande que se haya realizado para la restauración del ecosistema de Bosque Seco Tropical en el país y que se desarrolló de manera cuidadosa y responsable”. De estos bosques, que antes se expandían por más de 9 millones de hectáreas, hoy solo queda el 8 por ciento y no cuentan con la información e investigación suficiente. Por eso, la empresa, en alianza con la Fundación Natura, que entregaron una propuesta metodológica para hacer los ensayos de restauración, desarrollaron un trabajo de investigación en un plan piloto en 140 hectáreas distribuidas en tres zonas diferentes, con el objetivo de conocer más acerca de este ecosistema en el sur del país, detallar las dinámicas para su restauración y tener información suficiente para realizar el Programa de Restauración Ecológica a gran escala sobre 11.079 hectáreas.Un buen diagnósticoUna vez desarrollado el plan piloto, en donde se dio prioridad a los análisis bióticos (aves, mamíferos, reptiles, insectos), vegetales (bosques, pastizales) y otros factores como las condiciones del suelo, la climatología e hidrología, se dio paso a la segunda etapa del plan, que empezó con la priorización de las especies nativas para la restauración ecológica. Se seleccionaron 83 de las cuales 62 se propagaron en el vivero construido para tal fin. Y a pesar de que los bosques secos tropicales están en riesgo, durante esta fase sucedió algo inesperado: se identificó una especie nueva, una bromelia que crece en los barrancos, que florece una vez al año y que se constituyó en un hecho inédito."El hallazgo de la ‘Pitcairnia Huilensis’ es muestra de la riqueza infinita del suelo colombiano y abre posibilidades para seguir conociendo e investigando, de manera insterdisciplinaria sobre la fauna y flora nacional", sostiene Bruno Riga, gerente de Emgesa.Con estos buenos antecedentes, se dio inicio a la ejecución del plan piloto. Aquí se pusieron a prueba los resultados obtenidos en las investigaciones: a medida que las especies seleccionadas crecían en el vivero, un grupo de profesionales sembraba las plantas y estudiaba si el hábitat se estaba recuperando o no. Cuando las pruebas culminaron, los expertos establecieron los mejores diseños para llevar al campo y restaurar el hábitat.La implementación fue la última fase del plan. Esta consistió en la siembra y mantenimiento de los ensayos de restauración establecidos. Durante todo el proceso fue necesario cuidar la zona para evitar que no fueran invadidas por agentes externos como cazadores o cabezas de ganado, que podían afectar las siembras. Como resultado, se cuenta con un protocolo para la reproducción de 40 especies que ha permitido el nacimiento de 114.000 plantas gracias al trabajo de 212 personas, la mayoría de la región, entre profesionales ambientales y auxiliares de campo, que se han encargado de abordar temas específicos en geología, botánica, estudios de aves y mamíferos y el desarrollo de 13 proyectos de investigación, con ayuda del Centro de Investigación Práctico en Bosque Seco Tropical, por parte de 15 estudiantes de universidades públicas y privadas del país.Este programa ha sido catalogado como uno de los más grandes de Colombia en restauración ecológica, además de ser de los que cuenta con mayor cantidad de especies nativas que están siendo propagadas y que estaban casi desaparecidas en la zona, como el cedro, el nogal y el guayacán. El plan piloto llegó a su fin, pero el compromiso para restaurar un ecosistema que lo pide, apenas comienza. El objetivo es que, en 20 años, este proyecto tenga alcance a 11.079 hectáreas.