La migración masiva de 1.600.000 venezolanos hacia Colombia en los últimos cuatro años trajo consigo el nacimiento de cerca de 25.000 niños, que hasta hace meses estuvieron en riesgo de apatridia. Como hijos de venezolanos con estatus migratorio irregular (en su mayoría sin pasaporte ni mucho menos una visa), estos infantes no cumplían el requisito de la nacionalidad por nacimiento: ser hijos de extranjeros formalmente domiciliados en el país. Tampoco podían ser venezolanos, pues actualmente la nación vecina no tiene consulados en Colombia. Estaban entonces condenados a no ser ciudadanos de ninguna parte y a depender del amparo de un Estado ajeno. Ante esa situación, en abril, el defensor del pueblo, Carlos Negret, radicó un proyecto de ley para atender esa problemática. El Congreso lo aprobó en tiempo récord (cinco meses) y con mayoría absoluta, y se convirtió en la primera iniciativa legislativa propuesta por un defensor del pueblo que sale a flote.
La Ley 1997 de 2019 exonera del requisito de residencia y ánimo de permanencia (visa) a los padres venezolanos cuyos hijos hayan nacido entre el 1 de enero de 2015 y el 16 de septiembre de 2021, lo que permite nacionalizar a los menores. Pero quizás lo más importante es que sienta un precedente mundial entre los Estados receptores de migraciones masivas. En efecto, refleja que Colombia, en vez de interpretar la migración como algo pasajero regulado con medidas temporales, propuso una solución definitiva para los 25.000 niños desprotegidos por cuenta de la crisis humanitaria en Venezuela, y asumió la defensa de sus derechos por el resto de su vida.