Proteger la infancia es cuidar lo más valioso que tenemos. Es una gran labor que podemos realizar trabajando juntos, trascendiendo colores, banderas y partidos, reconociendo que hay una esencia en la condición de buenos seres humanos que no podemos transgredir, que merece ser cultivada y dar fruto. Mi visión, quizá, ambiciosa, busca un hilo conductor que acompañe de manera continua al ciudadano en su curso de vida de 0 a 28 años; desde que nace hasta que se convierte en un joven capaz de detonar sus habilidades, sus capacidades y sus talentos orientados a un proyecto de vida productivo y, sobre todo, feliz. Esta visión está plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo, en el que se dedicó un capítulo exclusivo: ‘Primero las niñas y los niños: Desarrollo integral desde la primera infancia hasta la adolescencia’, y que se articula, en su tránsito armónico, con la juventud, en el mismo plan, en el capítulo de Jóvenes Naranja. El punto de partida en que se concentra esta visión es la nutrición, concebida en dos ejes: nutrición del cuerpo y nutrición del alma. La nutrición del cuerpo la contextualizamos en la Gran Alianza por la Nutrición, en la que se convoca a actores de diferentes sectores para aportar a un objetivo común desde sus particularidades. Así se amplía la oferta de micronutrientes a madres gestantes, lactantes, y a los niños, aportando a su desarrollo cognitivo, físico y social. De esta manera, se fijan dos grandes objetivos: combatir y erradicar la desnutrición y fortalecer la seguridad alimentaria en el hogar. Lea también: Treinta personajes analizan los avances de la Convención sobre los Derechos del Niño En cuanto a la nutrición del alma, se prioriza la Alianza Nacional contra la Violencia hacia Niñas, Niños y Adolescentes, que contribuye a proteger y garantizar entornos socioafectivos y emocionales seguros, amorosos y confiables, con el fin de contribuir a las condiciones de desarrollo equilibrado. Así se da paso al aporte en la juventud, donde es posible detonar habilidades y talentos bajo un marco de creatividad e innovación. Acá la apuesta ha sido la estrategia Sacúdete, que busca llegar a los territorios, inspirando, descubriendo y desarrollando capacidades con un claro componente de retorno social; generando sentido de comunidad. La búsqueda de alianzas estratégicas y la articulación de esfuerzos y capacidades tienen un impacto positivo, real y eficiente, y permiten un trabajo multisectorial alineado, sobre el que estoy enfocando todos los esfuerzos como embajadora nacional de Buena Voluntad para el ODS 17, que hace un llamado a las alianzas. Anhelamos que la semilla que estamos sembrando sea fértil para que generaciones venideras vivan una Colombia florecida. *Primera dama de la Nación.