SEMANA: ¿Qué son los entornos protectores? OLGA LUCÍA ZULUAGA: Son los espacios donde los niños y niñas viven libres de violencia, abuso y explotación sin tener que separarse de sus familias, las leyes se cumplen, hay institucionalidad y la sociedad tiene prácticas protectoras que reducen la vulnerabilidad y fortalecen la capacidad de los niños. Es una estrategia global de Unicef, elaborada en 2008, que reconoce que la protección y la vigencia de los derechos de los niños dependen de un conjunto de actores y acciones clave en sus vidas: Estado, familia, comunidad y escuela. En Colombia se ha implementado desde 2010. SEMANA: ¿Qué pasa cuando estos actores no se articulan? O.Z.: Se aumenta el riesgo y la vulnerabilidad frente a la violencia. Hace muchos años Unicef llegó a una zona de Ciudad Bolívar para trabajar con los niños en la protección de sus derechos. Después de los talleres ellos salían con nuevas capacidades de resiliencia, empoderados y felices. Sin embargo, después del fin de semana, regresaban agresivos y cerrados a las dinámicas. Cuando indagamos, descubrimos que en sus hogares había casos de violencia, trabajo infantil e, incluso, de abuso sexual. Así que empezamos a trabajar con su entorno familiar. Y en la institución educativa también encontraban barreras para participar y, en ocasiones, sus profesores abusaban de su autoridad o no los escuchaban. No se hace nada empoderando al niño si en su colegio no hay espacios de diálogo, si en su casa hay violencia, si en su comunidad existe conflicto entre pandillas y si el Estado no es eficiente con la implementación de las políticas públicas. SEMANA: ¿Y de qué manera estos entornos protectores articulan a todos los actores? O.Z.: Se trata de tener la capacidad de convocar a todos los actores involucrados que son responsables de la protección de la niñez frente a los diferentes tipos de violencia. Hay que analizar en qué entorno hay más riesgo y desde allí trabajar en fortalecer sus capacidades de prevención. Si un solo entorno falla, bien sea la familia, la escuela o la comunidad, se incrementa el riesgo de que los niños o adolescentes sean víctimas de violencia. Lea también: “Detrás de lo malo siempre hay algo bueno”: Paola Díaz Valbuena. SEMANA: ¿Por eso esta estrategia asume la protección como una labor de prevención, pero también de respuesta inmediata? O.Z.: Sí, porque se basa en el derecho de la protección integral de la infancia. Este se activa tanto para prevenir cuando un niño o niña está en riesgo, como para atender cuando un niño ya tiene un derecho vulnerado. Lo que buscamos es tener un proceso que permita identificar los riesgos en cada entorno y, a partir de eso, se trabaja para disminuir esos riesgos; claramente, la clave es la prevención. Colombia y sus instituciones han avanzado mucho en este ámbito, pero hay que seguir trabajando porque los niños siguen siendo víctimas de la violencia. SEMANA: Unicef se ha enfocado principalmente en temas relacionados con el conflicto armado... O.Z.: De acuerdo con la Unidad para las Víctimas, de los más de 8 millones de personas víctimas del conflicto armado en Colombia, más de 2 millones son niños que se han visto afectados por el desplazamiento, el reclutamiento, el secuestro y la violencia sexual, entre otros. En la mayoría de casos esto ha sucedido porque viven en entornos donde hay presencia de grupos armados ilegales, pobreza, no hay instituciones o tienen dificultades para acceder a servicios de salud o de educación. Esto también ocurre porque viven en familias disfuncionales, con violencia y abuso o están involucrados en cultivos ilícitos. SEMANA: Todos deberíamos ser conscientes de que somos parte de ese entorno... O.Z.: Así es. El principio de corresponsabilidad de la Ley de Infancia y Adolescencia en Colombia dice que “todos somos corresponsables de la protección y la vigencia de los derechos de los niños”. Los niños en Colombia deben tener una vida alejados de la violencia, sin miedo. En ese sentido, ellos son, únicamente, portadores de derechos y los que tenemos deberes y obligaciones somos los adultos. Nuestra función es garantizar sus derechos, es decir, que tengan acceso a educación de calidad, a salud, que vivan protegidos de todo tipo de violencias y en un entorno familiar seguro; y con los entornos protectores todos estamos ahí.