Antes de cualquier cosa, tome la decisión de darle un giro profesional a su vida; retírese de su ya consolidada carrera corporativa y reencuéntrese con esa compañera fiel que desordenadamente la ha acompañado a lo largo de su vida: la literatura. Váyase al otro lado del continente, a Argentina, y sumérjase en el oficio del librero durante dos meses para convencerse de que definitivamente usted jamás podrá ser librero. Regrese a su barrio de infancia y busque un lugar para su nueva librería, ojalá una casa que jamás haya sido concebida para tal fin. Contacte a un arquitecto y cerciórese de que, además de conocer a la perfección su oficio, resulte ser un excelente dibujante, pues será él quien dibujará los retratos de los grandes escritores que decorarán las paredes de su librería. Llegará el momento de darle un nombre a su nuevo proyecto profesional; será entonces cuando sus ojos se detendrán en la más trivial de las contingencias, a saber, las cuatro cifras que constituyen la dirección de la casa: 10-47. Haciendo caso a la señal divina, acaso siendo fiel a su amor por el medioevo, emprenda la búsqueda de lo que ocurrió en el año 1047, y descubra que fue precisamente ese año la canonización de quien a partir de hoy será la nueva protectora de la casa: Wilborada, la santa de los bibliotecarios. Honre, pues, una última vez a esta santa que por segunda vez ha intervenido en el mundo de los hombres y decida abrir las puertas al público de este nuevo templo libresco a las 10:47am. Por último, y en compañía de los cinco libreros que lo acompañarán de ahora en adelante, siéntese en uno de los sofás del primer piso –en otro tiempo la sala familiar– a esperar la llegada de algún cliente ansioso por una buena recomendación; sólo en ese momento estará usted listo para empezar el negocio para el cual usted jamás creyó estar preparado. Lea la historia de la librera de los libreros. Éste no es el “manual de instrucciones” que se sigue habitualmente para inaugurar una librería; es quizá, de hecho, la manera más atípica de hacerlo. Y sin embargo, se trata de la historia de Yolanda Auza y de Wilborada 1047, una librería que vio la luz el 23 de octubre de 2014 pero que, a pesar de ser una librería joven, parece haber estado allí desde hace décadas, tanto ha sido la aceptación de sus vecinos y el cariño con el que ha sido acogida. Esta es la librería punk de Bogotá. Y es que, ya desde 2012, Yolanda tenía claro cuál sería el fin último de su librería: integrarse armónicamente con los intereses y las necesidades del variado público que la rodea, y sobre todo, ser un espacio del que los vecinos que la visitan salgan felices. Fiel a esta pretensión, la librería no se especializa en ningún género o temática particular; a pesar de que su fuerte es la literatura europea, uno puede encontrar de todo: desde poesía, cuento y teatro hasta música, diseño o arquitectura, pasando por gastronomía, cine y vinos, entre otros. Pero Wilborada 1047 no es simplemente un negocio en el que se busca vender libros: esta librería se ha querido consolidar como un espacio cultural con una agenda que, en palabras de Yolanda, “cada vez está más fuerte”. Los sábados a las 4:30pm, los niños más pequeños del barrio (que ya fueron bautizados como “los locos bajitos”) se apropian de la casa y se divierten leyendo algún cuento recomendado por los libreros de Wilborada 1047. Y para los más grandes, la librería organiza tertulias en las que, más que la erudición o la experticia, lo que cuenta es el goce y el placer de leer y conversar alrededor de una pasión común: la lectura. Y basta con echar un vistazo a su página de Facebook para conocer el enorme abanico de conciertos, talleres y conversatorios que Wilborada 1047 ha organizado para sus clientes y amigos. Lo que busca, pues, Wilborada 1047 es ser reconocida como un lugar de tranquilidad, de disfrute, de felicidad, de exaltación de los sentidos y como una casa que los vecinos puedan tomarse y sentir como propia: es así que esta librería se ha convertido, en menos de un año, en un lugar de encuentro habitual para los vecinos de Quinta Camacho que aprovechan para ir a estudiar, a leer, a tomarse un café después del almuerzo, a comentar el último libro que leyeron, a compartir una lectura en voz alta, a descansar del trajín diario o a pedir una buena recomendación de lectura. Dirección: Calle 71 #10-47 Interior 4 Telefono: 7450327/ 310 2548431