Todo empezó con su papá, un librero de la Librería Nacional de Cali que después trabajó en la distribuidora de libros Distribuidora del Sur. Cuenta ella que en ese entonces en las librerías había siempre una sección llamada Cuenterías, en la que había una serie de cuentos colgados del techo y lo único que tenía que hacer el comprador era descolgarlos y sentarse a leerlos. Cuando terminaba el cuento se acercaba al librero y desembolsaba lo que creía que valía la lectura del cuento: 100 pesos, 200 pesos, un millón de pesos… No solo libros, en esta librería también hay discos, vinilos y hasta cassettes. Sin embargo, no siempre fue así, no siempre tuvo claro que iba a ser librera. Martha Lucía estudió Música en la Universidad Nacional y después Literatura y lingüística en la Universidad Distrital. Sólo entonces, después de hacer dos pregrados en dos universidades distintas, le hizo caso a su papá y se fue a trabajar con su viejo amigo y colega Felipe Ossa en la Librería Nacional. ¿Cómo perderse en una librería? Unos cuantos años después, al observar el buen trabajo que ella estaba haciendo allá, el librero Hugo González –a quien Martha Lucía dice que le debe absolutamente todo, en particular sus conocimientos acerca del oficio de ser librero– “se la robó” y se la llevó a trabajar con él en la Librería Lerner del Centro. Allí, Martha Lucía tuvo una de sus primeras “lumbreras”, una de esas iniciativas con las que cambiaría el rumbo de las librerías en las que ha trabajado y que se volverían parte de sus identidades: le propuso a Hugo González que le dejara abrir una sección dentro de la librería llamada “Libros colombianos”. Hugo accedió y poco tiempo después, esa sección estaba vendiendo más que el resto de las secciones juntas. La única vez que percibí tristeza en su rostro durante la entrevista fue al mencionar las librerías que ha conocido y que ya han cerrado, pues a pesar de su larga trayectoria y de todas las librerías que ha conocido y para las que ha trabajado, Martha Lucía tiene la amarga intuición de que las librerías se están acabando. Ella lleva tanto tiempo siendo librera que algunas de las librerías en las que trabajó ya no existen. Ese es el caso de la librería Gran Colombia, la librería a la que partió Martha Lucía después de sus diez años en Lerner, y de la Casa del Libro que estaba cruzando la calle frente a ella, al igual que la librería de los Buchholz en la Jiménez, que solía frecuentar en ese entonces. Además de las librerías ya mencionadas, Martha Lucía trabajó en Biblos, en la editorial Fondo de Cultura Económica cuando se estaba gestando el proyecto del Centro Cultural Gabriel García Márquez, en la editorial Planeta, en el Centro Cultural Gabriel Betancur Mejía de la Universidad Pedagógica y es miembro fundador de la ACLI (la Asociación Colombiana de Libreros Independientes), con la cual ha organizado varias ferias de libros itinerantes (la primera en Tunja, bajo un aguacero torrencial, según recuerda). En pocas palabras, toda una vida dedicada a la cultura y a las letras. Después de recorrer todo ese largo camino sembrado de libros, Martha Lucía llegó hace diez años a la Tienda Javeriana, librería que había surgido diez años antes inspirándose en la librería universitaria de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos. Allí, en una relación con los estudiantes y los profesores en la que ha habido tanto de cariño como de conflicto, Martha Lucía ha desarrollado diversas iniciativas, entre las que se destaca el Encuentro Javeriano con el Libro – “una fiesta alrededor del libro” en palabras de ella – que este año será llevada al corazón de algunas de las facultades de la universidad, especializándose según su público: en agosto partió de “su casa” en el Departamento de Literatura, en septiembre recorrió los senderos de las Ciencias Sociales (Antropología, Historia, Filosofía, etc.) y este mes descansará en los Departamentos de Derecho, Economía y Administración. No contenta con ello,  la librera de libreros realiza todos los lunes un programa radial dedicado a los libros a las 12:30 del día en Javeriana Estéreo (91.9), llamado precisamente “Entre libros”. Un adecuado título para quien ha pasado toda la vida dedicado a ellos. Dirección: Carrera 7 # 40-62 Edificio Central             Teléfono: 3208320 – extensión. 3221 y 2267