Cuando era niña y en alguna competencia fuera de mi país me preguntaban: “¿De dónde eres?”, agachaba la cabeza porque sabía cuál sería la analogía después de que respondiera: “Soy de Medellín”. No era bonito convivir con ese estigma que no solo le dejó dolor, muerte y miedo a mi ciudad, sino también una imagen negativa en el mundo entero. No era agradable presentar el pasaporte en las ventanillas de inmigración y recibir esas miradas condenatorias. Era humillante encontrar el equipaje revolcado o tu bicicleta rota porque alguien esperaba descubrir dentro de ella algo diferente a las ilusiones que tenía por llegar a lo más alto. Confieso que en momentos como esos no me sentía muy orgullosa de decir: “Soy de Medellín”.Nací en 1991, en medio de una guerra patrocinada por las drogas ilícitas, que desangró a mi país por varios años. Crecí en una ciudad que fue uno de los campos de batalla, donde las personas honestas vivían atrincheradas en sus hogares. Pero también crecí en esa capital que se levantó de entre los escombros de los carros bomba y entendió que tenía dos caminos: seguir viviendo con miedo o demostrar que los buenos éramos más y que Medellín tenía muchas cosas valiosas por mostrar. Hoy la historia corrobora que mi ciudad eligió la segunda opción.Pero, ¿cómo lo hizo? Hay miles de testimonios que responden a esa pregunta, porque la respuesta está en la gente que se cansó del terror, echó mano de la fortaleza que llevamos y trabajó unida para que hoy tengamos esta ciudad hermosa que vemos por la ventana. Yo soy testigo de una de las herramientas transformadoras que utilizamos para luchar contra esa violencia: el deporte.El deporte es sinónimo de unidad, de disciplina, de hazañas y por eso, con el fin de recuperar la confianza, se convirtió en parte importante de nuestra sociedad. En ese plan trasformador Medellín se cubrió de escenarios y programas deportivos. Donde antes hubo miedo hoy hay canchas, gimnasios y competencias. La cultura del deporte nos permitió a muchos convertirnos en embajadores positivos de nuestra ciudad. Nos permitió elegir el buen camino y le devolvió el color a la capital más hermosa del planeta. Mi ciudad se transformó y eso se ve en los logros de los campeones de esta tierra. Hoy yo puedo gritar con orgullo: “¡Soy de Medellín!”.Otros duros del deporte formados en MedellínRigoberto Urán

Ciclista. Subcampeón del Tour de Francia de 2017. Segundo en la clasificación general del Giro de Italia (2013 y 2014). Medalla de plataen ciclismo de ruta en los Olímpicos de Londres. James Rodríguez

Futbolista.Empezó su carrera en Medellín a los 14 años. Ganó la Champions League de 2017 con el Real Madrid. Ahora hace parte del Bayern Múnich.Sofía Gómez Uribe 

Apneísta. En 2017 superó su propio récord mundial de apnea, descendió 84 metros en la modalidad peso constante con bialetas. Es, de momento, la mejor apneista de América del Sur.*Medallista olímpica.