En 1969 comenzaba en Colombia la historia de una de las marcas con mayor trayectoria en el mercado de la moda nacional: Punto Blanco, que en un principio solo producía medias. Su lema publicitario fue: ‘El hombre llega a la Luna, Punto Blanco llega para el hombre en Colombia’. Al igual que el astronauta Neil Armstrong, la marca daba un paso muy significativo en un territorio incierto, porque en la industria textil lo único habitual es el cambio permanente.  Punto Blanco, en sus inicios, era una marca exclusivamente masculina que tenía como premisa principal brindar ‘bienestar y calidad’ a sus compradores. Con el paso de los años la compañía se ganó la confianza de los colombianos y se convirtió en el rey de los calcetines para toda la familia. Era la marca preferida por los padres. Un nicho interesante, sin duda, pero, ¿por qué conformarse solo con el público masculino? ¿Por qué no cambiar el colorido de sus prendas? ¿Por qué no abrir el abanico de posibilidades? Eso, justamente, fue lo que pasó en las décadas siguientes, la marca hizo novedosas apuestas, empezó a confeccionar pantaloncillos, y fueron un éxito; jugó con nuevos tonos, con nuevas telas, fibras inteligentes, estampados, gráficos. Hizo apuestas muy atrevidas, en los años en que el sida encendía las alarmas en el mundo, creó ropa interior masculina con un bolsillo donde se podían meter los preservativos. Punto Blanco dejaba de ser solo una marca de ropa para enviarles mensajes disruptivos a sus compradores y hacer un llamado al sexo seguro, toda una osadía en esa época. Vinieron los bóxers sin panel, los unisex, los hechos de licra. Muchas sorpresas para el recatado mercado colombiano. ¿El resultado? En poco tiempo la compañía lideraba el mercado de ropa interior para hombre. A Punto Blanco ya no solo lo quería papá, sino también los jóvenes. Sin duda su lance más arriesgado y exitoso fue entrar a un territorio muy competido, el de la ropa interior femenina. De nuevo, la marca se inclinó por los colores en una industria dominada por el blanco y los encajes. “¿Quién se va a poner eso tan colorido? ¡El negro es un tono poco refinado para una mujer decente!”, les decían los incrédulos a los cerebros de la firma. Punto Blanco, de nuevo, ganó la apuesta. Los números lo certificaban, cada vez que la compañía se arriesgaba y entraba en una nueva categoría, sus buenas ventas beneficiaban incluso a sus competidores, porque las compras de esa categoría crecían. Llegaron las tangas brasileñas (sus avisos publicitarios son inolvidables), las cómodas colecciones inspiradas en el yoga, muchas nuevas piezas que revelaban una mujer con actitud, sofisticada, real y muy segura de sí misma. Trabajo colectivoLa empresa siempre supo que para que todo esto fuera posible era necesario apostar por un ambiente laboral que incentivara a todos sus empleados, quienes se sienten orgullosos de hacer parte de esta firma: “Aquí no nos cortan las alas”, nos contaron varios de sus trabajadores. Para que haya innovación debe haber empleados felices; y para que la empresa prospere es necesaria una mezcla de personal con bagaje y experiencia, con gente joven y entusiasta. El proceso creativo de las prendas se realiza en equipo: luego de revisar las últimas tendencias, las nuevas siluetas y las telas, se inicia el proceso de depuración, de lograr que esa tendencia se adapte a la esencia de Punto Blanco, que no pierda el hilo de comodidad y bienestar, y siga siendo actual. La producción responsable es uno de los puntos importantes para la marca, que se preocupa en su planta por conservar los recursos en todos sus procesos.Punto Blanco, la marca experta en el universo interior de hombres y mujeres, decidió dar otro paso estratégico enorme en 2007, cuando salió a la venta su primera línea exterior deportiva, hoy llamada Punto Blanco Athletic. La compañía seguía fiel a su idea primaria del bienestar y la salud. Los colores y estampados de las nuevas colecciones mantenían un elegante balance. La transformación continuó y sorprendió gratamente con su línea de ropa exterior casual: Punto Blanco decidió acompañar cada vez más el día a día de sus usuarios. La firma propone alternativas versátiles en diseño que hacen que entre al gran mercado de la moda sin perder su esencia. Y, como ellos lo dicen, han ido del interior al exterior. De lo íntimo, a lo que se viste y se muestra en la calle. Hoy, la marca es referente de un hombre y una mujer en equilibrio por dentro y por fuera; referente de calidad y vanguardia. Y su apuesta sigue siendo muy alta, a nivel estético, creativo y de innovación. Eso quedó demostrado en esa bella e inusual pasarela de Colombiamoda en 2014, uno de los desfiles más comentados de la historia de este evento.