Nuestro país posee variados ambientes geológicos a lo largo y ancho de su geografía, que han favorecido el descubrimiento de depósitos carboníferos y metalíferos de clase mundial, permitiéndole destacarse en los mercados globales de carbón y níquel.La consolidación de proyectos a gran escala en las explotaciones de estos dos minerales en el norte del país se debe, así mismo, a nuestra ubicación geográfica privilegiada, que facilita el acceso a mercados del Atlántico y el Pacífico.El níquel, de acuerdo con el Nickel Institute, está presente en más de 300.000 productos de uso diario para los consumidores y los sectores industrial, militar, aeroespacial, marítimo, infraestructura y transporte. Además, es empleado en diferentes procesos que van desde la producción de acero para la industria en general, hasta de teléfonos móviles, baterías para equipos portátiles, productos electrónicos, equipos médicos y medios de transporte; igualmente tiene características especiales como una mayor resistencia a la oxidación, la corrosión y a las altas y bajas temperaturas, así como variadas propiedades magnéticas y electrónicas.El níquel es un elemento metálico muy abundante en la naturaleza, sin embargo, el 93 por ciento de la producción mundial proviene tan solo de 14 países, entre ellos Colombia, que ocupa el puesto 13 entre los productores mundiales, mientras que es cuarto en América Latina, luego de Brasil, Guatemala y Cuba.La producción de este elemento en Colombia proviene del proyecto de Cerro Matoso en el departamento de Córdoba, operación a cielo abierto que inició explotación económica en 1982 y que extrae principalmente ferroníquel, una ferroaleación de níquel y hierro que se exporta a China, Japón, Corea del Sur, India, Estados Unidos y España, entre otros países.Cerro Matoso es uno de los productores de ferroníquel más grandes y a más bajo costo en el mundo: en 2017 extrajo 40,6 toneladas, mientras que en 2016, 37 toneladas, lo que significa un aumento del 9 por ciento.Motor de desarrolloLa producción de ferroníquel en los municipios de Montelíbano, Puerto Libertador y San José de Uré dinamiza la economía de Córdoba, de su capital Montería y de las poblaciones ubicadas en el área de influencia del proyecto minero, que igualmente reciben los beneficios derivados de la extracción gracias a la elevada demanda de bienes y servicios para la operación y los encadenamientos productivos que ello genera, el transporte del mineral hacia el puerto de Cartagena, el flujo de pasajeros a través del aeropuerto Los Garzones y la mano de obra directa e indirecta.Así, la industria del níquel en el país generó en 2017 casi 1.000 empleos directos y más de 600 indirectos, de los cuales 44,5 por ciento provenían del área de influencia y 21 por ciento del resto de Córdoba.Pero la producción de ferroníquel no solo genera beneficios a nivel local y regional, también para la economía del país en cuanto al pago de impuestos. La industria niquelífera fue responsable del 4,82 por ciento del valor de las exportaciones mineras en 2016, al haber exportado 327,76 millones de dólares, equivalente al 1,04 por ciento del total de las ventas colombianas al exterior ese año.La caída en el precio internacional del níquel en los últimos años ha afectado la producción nacional de ferroníquel y las exploraciones para el descubrimiento de nuevos recursos mineros, situación que viene siendo superada gracias a la gradual recuperación del mercado y a la entrada en operación del depósito La Esmeralda, vecino de la tradicional mina de Montelíbano.La minería bien hecha, como siempre lo repetimos, es motor de desarrollo, bienestar, progreso y encadenamientos productivos. El níquel es un importante protagonista del sector, que sin duda representa para el país y Córdoba una inmensa oportunidad.*Presidenta de la Agencia Nacional de Minería.