La evolución es un hecho. Todo en el universo está en movimiento, un movimiento que lo dirige hacia la expansión y el equilibrio. Y la especie humana no es la excepción. Estamos cambiando, somos y nos relacionamos en forma diferente. Entender esas diferencias entre hombres y mujeres, la interpretación, la vivencia y la convivencia nos ha llevado al concepto de género. La categorización en géneros no es producto de la biología sino de la interpretación y a esto se le ha llamado cultura. Pero en realidad es la biología la base de esta visión que se propone a continuación. El cerebro, con sus dos hemisferios, en su funcionamiento básico clasifica lo que ve y percibe en opuestos. Tenemos y funcionamos con un sistema de activación e inhibición, de exceso o carencia que define nuestra personalidad y comportamiento. Ese sistema es predominante. Inicialmente, en los albores de nuestra vida como habitantes de la Tierra, este nos garantizó la supervivencia; enfrentar o huir eran las únicas opciones. Con el tiempo, ese sistema que sigue presente se ha extendido y modificado por cuenta de lo que observamos y percibimos. Todo lo clasificamos en opuestos. Vivimos en los opuestos, respiramos en los opuestos, nos justificamos en los opuestos y educamos a nuestras hijas e hijos en los opuestos. Ese sistema se llama: ‘polaridad’. La polaridad va desde la física cuántica hasta la astrofísica, está presente en todo lo que conocemos los seres humanos hasta ahora. Pero como parte de los avances alcanzados, el ser humano tiene pruebas de que hoy existen otras formas y sistemas libres de esa polaridad con la que se han construido las sociedades: bien-mal, blanco-negro, fuerte-débil, ricos-pobres, derecha-izquierda, guerra-paz, hombres-mujeres, superiores-inferiores, entre otros. Si estos opuestos se observan con detenimiento es posible identificar en ellos el origen de las religiones, los sistemas políticos y económicos, el sistema de pesos y contrapesos que hemos creado. En el caso específico de la equidad de género, es fácil ver por qué ha sido tan lento y difícil avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres. En nuestros cerebros funcionan como opuestos y lo peor es que la categoría de superiores queda en los hombres y la de inferiores en las mujeres. Lograr esa igualdad requiere que los humanos sobrepasemos y cambiemos una característica biológica básica, el sistema de los opuestos, ¡y eso es evolución! Ya hay quienes lo han logrado. Hombres y mujeres que viven y se tratan como iguales. Hombres y mujeres más felices y armónicos en sus relaciones. Sociedades y países más avanzados que nos muestran cómo la equidad de género es directamente proporcional al desarrollo integral. Bajo estas premisas se ha emprendido un experimento social en la Secretaría de las Mujeres de Antioquia, que consiste en diseñar estrategias para invitar a hombres y mujeres a un cambio de modelo de pensamiento. Se decidió correr el riesgo de cambiar el lenguaje suprimiendo la agresividad al hablar de equidad de género y para facilitar la comprensión de este tema se diseñaron juegos al tiempo que se emprendieron acciones que buscan fortalecer la seguridad pública, la seguridad económica y la participación política pero desde la lógica de la autoconquista y la neurotransformación. La estrategia contempla entrar a los hogares enseñando crianza en igualdad sin discriminación ni violencia; y a las instituciones educativas para hablar de neurocrianza con docentes y estudiantes que desaprenden los patrones viejos. Finalmente, está el programa de autocuidado. ‘Yo decidí ser feliz’ es el nombre de la campaña que resume lo que se hace en la Secretaría de las Mujeres: reconocimiento del yo, de la individualidad, la decisión como herramienta evolutiva y un destino común, ‘ser felices’. Los resultados de este experimento todavía se desconocen. El año entrante se medirán y publicarán los indicadores de impacto. “Lo que hemos hecho ha sido con pasión y dedicación. Llegamos a todos los municipios de Antioquia y tenemos una Red de Transversalidad efectiva y funcionando para hablarles a los habitantes de 125 municipios de equidad de género como un asunto de evolución. Una evolución que tiene sus tiempos”, puntualiza Luz Imelda Ochoa, secretaria de las Mujeres de Antioquia.