Según la Encuesta Nacional de Situación Alimentaria y Nutricional de 2015, en las comunidades indígenas se registró un 3 por ciento de casos de desnutrición aguda en menores de 5 años. La cifra se eleva a 29 por ciento en el caso de desnutrición crónica. ¿Qué se ha hecho al respecto? La respuesta de la Gobernación de Antioquia fue la creación, hace dos años, de Centros de Atención para la Seguridad Alimentaria y Nutricional (Casan-capítulo indígena). Se trata de una estrategia concertada con las autoridades de 15 comunidades indígenas dispersas en Frontino, Urrao y Dabeiba, donde la media de desnutrición crónica llega hasta el 77 por ciento de la población infantil. Durante 20 días al mes, profesionales se internan en la selva para evaluar la situación de los niños y sus familias. Por medio de su trabajo se brinda atención integral, educación nutricional y psicosocial, fortalecimiento de la práctica productiva familiar y de la gobernanza indígena propia. También le puede interesar: Sumar y tejer: los saberes que aprenderán los niños indígenas de Antioquia Otro de los enfoques de Casan con enfoque étnico es la construcción de un proyecto de seguridad alimentaria. “Buscamos que haya autosostenibilidad –explica Hugo Díaz, gerente de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Antioquia (Maná)–, podríamos solo ofrecer un complemento alimenticio, pero la idea es mejorar los hábitos de toda la familia”.