Su pelo lacio de indio, ahora encanecido, da cuenta de lo larga que ha sido la lucha. También de lo infructuosa. Proviene de un pueblo seminómada y, aunque tiene 89 años, Raoni Metuktire sigue andando. Ha llevado su clamor a muchos países y en agosto de 2019 llegó hasta Biarritz, Francia, a la cumbre del G-7. El jefe Raoni no pasa inadvertido. Una corona de plumas, un adorno pectoral y un enorme disco de madera que extiende y hace pender su labio inferior, le confieren un halo de dignidad como vocero de los kayapo y de los pueblos indígenas de la selva. Su voz es escuchada con respeto desde hace cuatro décadas, cuando se convirtió en el rostro de la lucha por la Amazonia tras aparecer en un documental. Sting y el papa Francisco han sido algunos de sus aliados en causas de resistencia a la colonización depredadora de ese territorio. La Amazonia arde desde hace tiempo y el líder Raoni sí que lo ha visto. Nació en las planicies de Mato Grosso, en Brasil, en el seno de una tribu agricultora y recolectora que sobrevive precisamente porque el fuego y las cenizas le dan fertilidad al suelo. El sistema de tala y quema es tan antiguo como sus ancestros, pero en pequeña escala. Usando ese poder de las llamas, mineros, madereros, ganaderos y agricultores han desatado un apetito insaciable de riqueza. Ocurre desde hace décadas, pero ahora, avalados por un gobierno que privilegia los negocios, están cambiando poco a poco la exquisita alfombra verde por una baldosa rústica, más transitable y rentable. Lea también: Martin Von Hildebrand y su relación con la amazonia Pero entre tanta desesperanza hay un consuelo. El clamor de Raoni encuentra eco. No acudió a la COP25, la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, pero en Madrid su voz fue la de Greta Thunberg, que hizo un llamado a escuchar a los pueblos indígenas. Su voz también fue la de decenas de nativos brasileños que llevaron a España sus penachos de colores y su poderoso mensaje en lengua madre. Varios de ellos se reunieron hace unos días con el anciano jefe en Amazonia Centro do Mundo, un encuentro intergeneracional de pueblos y etnias al que se sumaron científicos y activistas de varios países en el estado brasileño de Pará. Raoni se quedó en la selva. Ya le cuesta cruzar el Atlántico. “Ahora les toca hablar a ustedes”, les dijo, como preparando la hora inevitable del relevo. El líder de tantas batallas ya está entregando el testigo. *Directora de información internacional de Caracol Televisión.