Medellín se posicionó entre 2007 y 2016 como la ciudad del continente americano con el mayor crecimiento en el turismo de congresos y convenciones. Por eso, la cadena Decameron abrió, en lo que hoy es el epicentro del movimiento industrial del Oriente antioqueño, Macarena Centro de Negocios y Eventos. Se trata de un gran escenario cerca del Aeropuerto Internacional José María Córdova, a cinco minutos de Rionegro y a diez de Marinilla.Con una inversión estimada de 20.652 millones de pesos, este proyecto genera, aproximadamente 81 empleos directos y más de 100 empleos indirectos, durante todas sus fases. Decameron mira hacia esta región de Antioquia por ser “una perla como destino para la realización de eventos, y por la calidad de la gente que tiene muy arraigado en su espíritu la atención cálida a sus visitantes”, explica Mónica Henao Salazar, jefe de ventas del complejo.Macarena Centro de Negocios y Eventos confirma la tendencia empresarial que le apunta a salir de los muros y a retornar a lo natural. Es una alternativa que se aleja de las convenciones rutinarias, tanto empresariales como sociales, y que ofrece, entre muchos otros beneficios, un campo de golf con 18 hoyos, dos canchas de tenis, un clubhouse de arquitectura campestre con spa, gimnasio y piscina.Esta apuesta de Decameron es un referente de calidad en el sector del turismo integral de negocios en Colombia y América Latina. Para incrementar su oferta de servicios, al complejo se le sumarán más piscinas, restaurante, otras canchas de tenis y de fútbol, terrazas, boutique y una agencia a través de la cual la cadena hotelera guiará a los visitantes en actividades imperdibles de la región. “La idea es recibir viajeros frecuentes y presentarles atractivos, como las cerámicas artesanales de El Carmen de Viboral, por ejemplo”, cuenta Henao Salazar.Lo que hoy es el centro “siempre tuvo la esperanza de convertirse en un lugar más versatil pero nunca había podido cristalizarse la idea hasta que apareció este proyecto”, comenta Germán Gutiérrez Mesa, economista industrial y quien ha dedicado parte de su vida al mantenimiento del campo de golf La Macarena. “Mejor no se consigue. Esto no es un club cerrado, lo que queremos es abrirnos a la comunidad”, concluye.