Desde Bucaramanga hay que conducir cerca de cuatro horas para llegar a Cimitarra, la capital ganadera de Santander, un municipio tropical que puede alcanzar temperaturas de 35 grados centígrados. Este municipio del Magdalena Medio, el más grande en extensión del departamento, sufrió las inclemencias de la violencia, dominado por el M-19 y las Farc, que llegaron en 1966, hasta paramilitares que arribaron en la década de 1970 y controlaron sus campos. Debido a esta situación, los 3.166 kilómetros cuadrados de este municipio santandereano, que duplican el tamaño de Bogotá e incluso superan la superficie del departamento de Quindío, no habían sido explorados por la ciencia. Sin embargo, desde hace más de diez años comenzó a dibujarse un nuevo panorama para este y otros territorios con condiciones similares. En ese contexto de paz, que le ha permitido al departamento fortalecer la confianza inversionista y posicionarse como uno de los territorios más seguros y competitivos del país, nació el proyecto Santander Bio, una iniciativa liderada por el gobierno departamental desde 2017 para conocer y caracterizar la biodiversidad del territorio. Se destinaron en total 7.999 millones de pesos, recursos garantizados por la Gobernación de Santander e inversiones aportadas por el Instituto Humboldt y la UIS. El gobernador Didier Tavera Amado indicó que: “Mientras el país piensa cómo vive el posconflicto, Santander ya tiene una década de vivirlo, las montañas que le pertenecían a la subversión, a la ilegalidad, hoy les pertenecen a los santandereanos, a los colombianos y al mundo entero. Por eso, nos fue posible pensar en un proyecto investigativo como este, con el fin de conservar nuestro ecosistema y garantizarles a las generaciones presentes y venideras información científica para que valoren y preserven nuestros recursos naturales. Solo amamos y defendemos lo que conocemos”. Con expediciones que recorrieron tres ecosistemas estratégicos, Santander Bio, se llevó a cabo a través de los componentes biológico: descubrió y caracterizó la riqueza biodiversa; social: identificó la interacción entre las comunidades con la naturaleza; ecosistémicos: percibió los servicios que ofrecen los ecosistemas y ciencia participativa: intercambió información de interés con las comunidades locales. Setenta investigadores del Instituto Biológico Alexander von Humboldt y la Universidad Industrial de Santander (UIS), instituciones operadoras del proyecto, estuvieron a cargo de estas expediciones en la cuenca media del río Magdalena (Cimitarra), en las inmediaciones del Páramo de Almorzadero (Santa Bárbara) y en la Serranía de Los Yariguíes (El Carmen de Chucurí). Lea también: La UIS: tercera mejor universidad del país “Santander es un departamento con una gran variedad agroclimática y estos tres municipios representan los ecosistemas más prevalentes de nuestro territorio”, explica Javier Sarmiento, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural. En enero de 2018, después de la revisión de bases de datos científicos para identificar las especies que se habían registrado, se dio inicio al trabajo de campo en cada municipio. “Este es un proyecto histórico, los santandereanos interesados en la biodiversidad llevábamos décadas soñando con un proyecto como este, es una fortuna que se esté dando en este territorio”, señala Fernando Rondón, director de Investigación y Extensión de la Facultad de Ciencias de la UIS, quien lideró la expedición por parte de esta institución. Los resultados de la investigación también se lograron con encuestas y entrevistas sobre la forma en que las comunidades conviven con los ecosistemas. Para eso el equipo incluyó geógrafos, abogados, economistas y antropólogos. En palabras de Mauricio Torres, coordinador de Santander Bio para el Instituto Humboldt, “quisimos entender la naturaleza desde la gobernanza local. Investigar cómo la gente entiende los servicios ecosistémicos, pero también los perjuicios que les ocasiona”. Por otro lado, “se sembró una semilla en el corazón de jóvenes que serán defensores de su territorio y agentes transformadores de la sociedad”, señala Pedro Forero, coordinador del Colegio Integrado del Carare, en Cimitarra, que se benefició del proyecto. El gobierno departamental y los líderes científicos coinciden en que Santander Bio es el punto de partida para continuar estudiando los rincones inexplorados de la región y que los datos recolectados deben servir como hoja de ruta para seguir forjando el desarrollo del departamento.