La historia de emprendimiento de Andrés Sánchez es sinónimo de perseverancia y berraquera: aunque no pasó por la universidad, su experiencia le ha dado conocimientos que normalmente se obtienen cursando las carreras de Ingeniería Química y Administración. Hace aproximadamente 15 años, Sánchez encontró la manera de apoyar la empresa de pinturas de su familia con su carro, que usaba para recolectar el aceite de cocina utilizado en los restaurantes y tiendas de Medellín. Lo que allí era un desperdicio, en la empresa familiar servía de materia prima para la elaboración de la pintura, y ya desde el primer año su recorrido rindió frutos, pues recogió alrededor de 800 toneladas de aceite. Dos años más tarde, Sánchez se dio cuenta de que si juntaba ese aceite de cocina usado con aceites vegetales refinados obtendría biodiésel. Ese fue el germen de la compañía Ecobiocombustible. Con el apoyo de su padre, Sánchez empezó a comprar las máquinas necesarias y poco a poco fue equipando su planta de producción en las afueras de Girardota. La baja liquidez, sin embargo, terminó por llevarlo a la quiebra, pero como tenía la suficiente capacidad instalada en su planta, Sánchez ideó un nuevo emprendimiento. La nueva empresa gira alrededor de la extracción de limoneno, un solvente natural obtenido a partir de la cáscara de los cítricos que se utiliza para elaborar productos de limpieza como desengrasantes y jabones. El proyecto empezó hace cuatro meses gracias a una alianza con Agrícolas Unidas o Frudelca –como se conoce comercialmente–, la empresa más grande de cítricos en Colombia. Después de producir los jugos de naranja y mandarina que se distribuyen en almacenes como Justo & Bueno y D1, Agrícolas Unidas recolecta las cáscaras para prensarlas y guardar el líquido resultante en tanques de almacenamiento. Este se envía semanalmente a Ecobiocombustible, donde se obtiene el limoneno tras un proceso de hidrodestilación. La capacidad de la planta permite un buen ritmo de producción: cada mes se extrae cerca de una tonelada de limoneno. La meta de Sánchez es continuar creciendo y lograr que cada vez más empresas quieran utilizar su planta para conseguir beneficios a partir de los residuos de sus productos. Además, no descarta la idea de hacer biodiésel al ciento por ciento. “Por ahora estamos trabajando en un aditivo a base de esta sustancia que se usa a nivel industrial, pero estamos empeñados en que a futuro podamos comercializar un biodiésel puro que contribuya hasta un 70 por ciento a la disminución de las emisiones de CO2”, dice, visualizando ya su próximo emprendimiento.