La banca, al igual que los demás sectores económicos y sociales del mundo se enfrenta, actualmente, a uno de los mayores desafíos de su historia. El covid-19 llegó para cambiar la manera en la que la humanidad continuará desarrollándose, lo cual implica repensarse desde muchos aspectos.  De hecho, para la firma Boston Consulting Group (BCG), la pandemia es la prueba más fuerte que ha enfrentado el sistema financiero global desde el lapso 2007-2009. Así lo señala en su informe ‘Global Risk 2020: It’s Time for Banks to Self-Disrupt‘, en el que invita al sector a adaptarse con mayor flexibilidad a los modelos comerciales y operativos que está demandando el mercado. Esto significa acelerar su proceso de digitalización. Y, efectivamente, esta es la tarea que ha venido realizando al fortalecer la tendencia ‘banca 100 por ciento digital’, que mejora el uso de las aplicaciones móviles que permitan la habilitación y ampliación de transferencias, pagos y consultas en línea, entre otros servicios. En Colombia, de acuerdo con Asobancaria, los pagos electrónicos crecieron 45 por ciento durante el aislamiento gracias a un esfuerzo de las entidades por impulsar alternativas que faciliten el acceso a este mecanismo, incluso entre la población no bancarizada.  Las billeteras digitales, una aplicación móvil que permite realizar pagos y transferencias de dinero eliminando el uso físico de las tarjetas de débito y crédito, son un claro ejemplo de ello, pues permiten administrar los productos financieros desde dispositivos celulares. Su alcance es incluso mayor si se tiene en cuenta que pueden ser utilizadas por personas que tienen cuentas bancarias a través de las populares ‘fintech’ (compañías tecnológicas que ofrecen servicios financieros a la par de la banca tradicional).  Otros mecanismos que se han promovido durante la actual coyuntura son los medios de pago sin contacto, o contactless, y el uso de los códigos QR. Los primeros permiten realizar transacciones con solo acercar la tarjeta o el dispositivo móvil al datáfono, gracias a la tecnología de comunicación de campo cercano (NFC) que hace posible la transmisión instantánea de datos entre aparatos digitales. Los QR facilitan la misma operación al escanear un código de barras desde el celular.  De acuerdo con Asobancaria, actualmente el 43 por ciento de las tarjetas para pagos cuenta con tecnología contactless y el 92 por ciento de los datáfonos ya tienen este tipo de accesos. A estos cambios se suma el de las redes de atención que hoy funcionan principalmente a través de los canales de audiorrespuesta y las redes sociales. Estos nuevos medios han facilitado, en tiempos de pandemia, la comunicación entre los bancos y sus usuarios. Para las entidades financieras esto ha implicado ampliar sus call centers y reforzar las medidas de seguridad para evitar cualquier fraude por medios electrónicos.  “Estos servicios, además, buscan disminuir el sobreuso de efectivo. Actualmente se están realizando campañas de educación financiera que permitan reforzar y enseñar el uso de estas herramientas”, puntualiza Asobancaria.  Giorgio Trettenero, secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), advierte que la digitalización de la banca es un desafío tanto de política pública como para el sector privado. Según el Observatorio Regional de Banda Ancha de la Cepal, hoy 210 millones de latinoamericanos no tienen acceso a internet, lo cual limita la posibilidad de usar todos estos servicios. Adicionalmente, de acuerdo con el directivo, la educación financiera aún es deficiente para un porcentaje importante de la población, y entre muchas personas todavía hay desconfianza hacia los servicios virtuales. Superar estos obstáculos y continuar digitalizando la banca permitirá que el sector finalmente dé el salto digital que en estos tiempos se ha hecho indispensable.  Lea también: Finandina, un banco digital