El Ferrocarril de Antioquia es recordado como uno de los más eficientes y mejor planificados del país. Los paisas coinciden en afirmar que su terminación le causó un atraso económico de más de 50 años a Colombia. Sin embargo, una parte de las ganancias económicas que obtuvo el departamento con su venta se utilizó para la construcción del campus principal de la Universidad de Antioquia, otra se destinó a las antiguas Empresas Departamentales, y una más para la creación del Instituto de Desarrollo de Antioquia (Idea). Ahora que se vuelve hablar de este tren y están puestas todas las esperanzas en su reactivación, el panorama es muy distinto. Cambiaron las condiciones sociales, ambientales y económicas del departamento y la puesta en marcha de nuevo del sistema férreo afronta otros retos. Debe hacerse bajo diferentes estándares que no tenía que cumplir el antiguo ferrocarril: nuevas capacidades de carga, alta eficiencia en el transporte de pasajeros, locomotoras eléctricas que no generen contaminación ambiental y desarrollo de una infraestructura competitiva y moderna. Lea también: Antioquia prepara un proyecto para gestionar su carga Uno de los socios del proyecto del nuevo Ferrocarril de Antioquia es el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA). La entidad participará como veedora para garantizar que la obra se realice bajo condiciones que beneficien a todas las ciudades de la zona. El primer tramo del sistema férreo que será construido abarcará todos los municipios, desde Caldas hasta Barbosa. Lo novedoso de este sistema es que será un tren multipropósito, que integrará el transporte de pasajeros. Aproximadamente 250.000 viajeros diarios se le sumarán al Metro de Medellín con la unión de los dos sistemas y moverá 1 millón de toneladas de residuos anualmente, lo cual disminuirá la contaminación y generará cero derramamiento de lixiviados en las vías urbanas. Transportará 150.000 toneladas de carga al año, solo entre los municipios del AMVA. Para Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, este ferrocarril será un alivio para el embotellamiento que puede causar el aumento de vehículos que transitarán por la región con la integración vial de las 4G, además de una buena estrategia para abastecer la creciente demanda de transporte público. Según Prieto, uno de los principales efectos positivos del tren se verá reflejado en el medioambiente, ya que un 80 por ciento de la contaminación del Valle de Aburrá es generada por fuentes móviles, mientras que las locomotoras que usaría el ferrocarril serían en su mayoría eléctricas. Además, se pretende que una parte significativa de los camiones de carga sean movilizados por el tren en planchones, con el fin de disminuir la contaminación del aire. El acuerdo metropolitano número 11 de mayo 25 de 2018, sesionado por la Junta Metropolitana, fue el espaldarazo inicial que este organismo y los diez municipios que conforman el AMVA le dieron al sistema férreo multipropósito de manera unánime. Actualmente se trabaja en la planificación de los detalles del sistema, con el fin de implementar el tramo de la línea férrea que recorrerá el Valle de Aburrá en 2022.