SEMANA: ¿Cómo se han desarrollado los trenes en América Latina? JORGE KOHON: En nuestra región estos han llevado a cabo tres actividades principales, el transporte de carga, el de pasajeros dentro de las grandes ciudades y el de viajeros de larga distancia. En los años noventa en toda América Latina hubo una modificación sustancial en el modelo de gestión de la carga, la más importante de las actividades ferroviarias. Pasaron de la gestión estatal a los modelos privados. Hoy los ferrocarriles privados movilizan el 99 por ciento de la carga ferroviaria latinoamericana. SEMANA: ¿Fue bueno ese cambio hacia lo privado? J.K.: Los efectos fueron exitosos y siguen por ese camino. Si sumamos el tráfico transportado, en término de toneladas, de todos los países de la región entre 1999 y 2016, se nota un crecimiento del 97 por ciento. Eso nos permite concluir que en su conjunto, la actividad ferroviaria de carga en América Latina se incrementa anualmente de manera progresiva. Le puede interesar: Bolivia lidera la construcción de un tren bioceánico SEMANA: ¿Qué casos son exitosos? J.K.: Habría que remitirse a Brasil y México. El primero es el gran operador ferroviario de Latinoamérica. Transporta el 65 por ciento de lo que se moviliza en la región y ha crecido fundamentalmente por el hierro. Lo sigue México con una característica particular: está asociado totalmente al sistema de Estados Unidos y Canadá, formando una sola unidad que opera de manera integrada. Todos estos avances se han dado gracias a la inversión del sector privado. SEMANA: ¿Cómo están los demás países de la región? J.K.: En los últimos años vienen surgiendo con gran impulso los sistemas ferroviarios de Chile y Perú. No se pueden comparar con los grandes operadores latinoamericanos porque su extensión de territorio es menor, pero los esfuerzos que hacen en este momento, los pondrán en la agenda para los próximos años. SEMANA: ¿Y Colombia? J.K.: Tiene oportunidades. El gobierno tiene en mente la rehabilitación de su trazado férreo y ese llamado debe llegar hasta la empresa privada. Para lograr corredores ferroviarios estables y crecientes se necesitan alianzas público privadas; el estado debe invertir en rehabilitar los tramos y el sector privado debe mantenerlos y proveer locomotoras y vagones. Su desafío más cercano es el Ferrocarril del Atlántico. Consolidar esa red es crucial porque es la que presenta más posibilidades de crecimiento, de captar nuevos tráficos y de mantenerse en el tiempo