Un estudio adelantado por un grupo de investigadores en tres hospitales de Nueva York estableció que ni el contacto piel con piel, ni la lactancia, representan riesgos de contagio entre una mujer con coronavirus y su recién nacido, siempre y cuando se mantengan las medidas de bioseguridad como el uso de tapabocas por parte de la madre, así como el constante lavado de sus senos y manos.

Para obtener los resultados de este estudio que se recogen en la revista The Lancet Child Adolescence Health, los investigadores siguieron durante las primeras semanas de vida a madres y bebés, sin que detectaran ningún caso de transmisión, ni en el embarazo ni después. Durante el estudio les realizaron una prueba de PCR nasal tras 24 horas de parto y todos dieron negativo. Posteriormente, tras una semana de vida, 82 bebés seguían compartiendo habitación con sus madres y el 80% hacía lactancia materna.

Transcurridos 15 días después de nacer, hicieron una prueba a 72 recién nacidos y todos dieron negativo. Además, siguieron a 53 bebés durante un mes y ninguno desarrolló síntomas de coronavirus. “Los datos indican que la transmisión perinatal del SARS-CoV-2 es poco probable y que tener a los recién nacidos en la habitación con sus madres y la lactancia materna son seguros, con las precauciones adecuadas”, dijo Melissa Medvedev, de la Universidad de California San Francisco.

Por lo tanto, los investigadores concluyeron que es seguro que madres y recién nacidos se mantengan juntos tras el parto, y que los pequeños sean amamantados teniendo en cuenta ciertas precauciones.

“El piel con piel y la lactancia son importantes tanto para el vínculo madre-hijo como para la salud del bebé a largo plazo (...) Nuestros resultados sugieren que los bebés nacidos de madres con la covid se pueden beneficiar de ambas cosas de forma segura si se toman las medidas de control necesarias”, señaló por medio de un comunicado Patricia DeLaMora, codirectora del estudio, del Hospital presbiteriano de niños Komansky de Nueva York-Weill Cornell Medicine.