La cifra de fallecidos y contagios en el mundo por coronavirus continúa en aumento y, hasta el momento, se contabilizan 40.753.835 infectados y 1.124.566 muertos por el virus. Mientras tanto, científicos en varios países trabajan afanosamente para hallar una vacuna efectiva que se le haga frente a la covid-19.
Sin embargo, en medio de la preocupación que enfrentan varias naciones ante la estela de muerte que va dejando el coronavirus, el virólogo español Esteban Domingo propuso domar a este mortífero virus dándole su propia medicina, es decir, hacerlo mutar hasta matarlo. “Ese concepto de hacer deteriorar al virus por un exceso de mutaciones que se logra introduciendo sustancias en su material genético es la base de la mutagénesis letal”, dijo en entrevista con el Clarín.
Por su parte, Severo Ochoa, virólogo del Centro madrileño de Biología Molecular, también dijo al medio mencionado anteriormente que los virus mutan continuamente y usan las mutaciones para adaptarse, continuar multiplicándose, pasar de una persona a otra y sobrevivir. “Si uno lo ‘mutageniza’, es decir, lo hace mutar hasta la letalidad, se vuelve inofensivo”.
De acuerdo con el virólogo Domingo, acelerar las mutaciones del coronavirus lo volvería inofensivo, ya que dichas transformaciones necesarias para la adaptación del virus tienen un límite, el cual es un valor por encima del cual son demasiadas mutaciones “y, en lugar de adaptar al virus, lo intoxican hasta el punto en que ya no se puede multiplicar”.
Explicó al Clarín que ello se logra añadiendo sustancias en el material genético del virus que lo hacen mutar más de lo normal. Se trata de agentes “mutagénicos” que se parecen a los “nucleótidos” que normalmente se deben poner en el material genético del virus.
“Es decir, son parecidos pero no son idénticos y entonces resulta que hacen que haya más errores en la multiplicación del virus. Se producen, entonces, más mutaciones y esas mutaciones son errores en el material genético. Llega un punto en el que estos errores son excesivos para que el virus pueda seguir funcionando”, agregó el virólogo.
Además, aseguró que todos los seres vivos tienen una tasa de mutación en las células muy controlada, pero si por alguna razón ello se descontrola, todo comienza a deteriorarse.
Respecto a la mutación indicó que esta se puede conseguir en un un laboratorio o se puede aplicar a una persona infectada. “Primero se hizo en laboratorio para ver si esto realmente funcionaba. Hay muchísimo estudios sobre esto en diversos virus. Luego existen los experimentos que se han hecho con animales o en plantas de laboratorio. Y por supuesto que con sustancias que hayan pasado todas las pruebas de toxicidad adecuadas o necesarias para pasar a uso humano, se pueden hacer en personas”.
Así mismo, Domingo recalcó que en estos momentos es muy difícil predecir si va a llegar antes una vacuna efectiva o un tratamiento efectivo contra el coronavirus. Recordó que durante muchos años se ha venido buscando una vacuna para el sida, sin que exista al día de hoy.
“Hay varios ensayos hechos pero no hay una vacuna eficaz contra el sida. En cambio los tratamientos retrovirales han sido tan efectivos que están convirtiendo al sida, que hace tres décadas era una enfermedad mortal, en una enfermedad crónica. Lo mismo le puedo decir de la hepatitis C. Otro ejemplo es el de la gripe, pero al revés. Para la gripe tenemos una vacuna razonablemente efectiva que se debe actualizar. También hay agentes retrovirales pero, sin duda, la preferencia de la población es la vacuna”, dijo en la entrevista al medio mencionado anteriormente.
Domingo también aseguró que acelerar la mutación del coronavirus tendría contraindicaciones mínimas, ya que según él, nunca se ha descrito en ningún experimento de laboratorio el hecho de que durante un procedimiento de mutagénesis letal se cree un virus peor. Además, afirmó que aún se está muy lejos que se logre la inmunidad de rebaño, como lo han propuesto otros científicos.
“A nivel mundial, entre el 10 y el 20 por ciento de la población ha tenido contacto con el virus. Hay otro problema todavía: no sabemos si las personas que ya han sido infectadas tienen una inmunidad ni si dura ni qué nivel de protección tienen. Hay una docena de casos de personas en el mundo que se han reinfectado. Tampoco sabemos qué grado de protección darán las vacunas”, concluyó.