De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, los anticuerpos del sistema inmune de las personas que ya tuvieron coronavirus durarán en la persona la mayor parte de su vida. Dicho estudio que hace mención a lo anterior fue liderado por el científico Ali Ellebedy, profesor e investigador del Centro de Vacunas e Inmunidad para Patógenos Microbianos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Saint Louis, Estados Unidos.

Los científicos establecieron que existen células productoras de anticuerpos de larga duración en la médula ósea de las personas que se han recuperado del coronavirus. A su vez, dijeron tener indicios de que las vacunas de emergencia contra el virus, a las cuales les han evaluado su eficacia y seguridad, producirían el mismo efecto duradero en las personas.

Los investigadores explicaron que los anticuerpos son proteínas que pueden reconocer y ayudar a inactivar a los virus y, cuando se presenta una infección, unas células de corta duración son una fuente temprana de anticuerpos. Sin embargo, estas células desaparecen poco después de que se elimine el virus del cuerpo, y otras células más duraderas fabrican anticuerpos.

A su vez, indicaron que también existen las células plasmáticas de la médula ósea que se esconden en los huesos y producen anticuerpos durante décadas.

“Una célula plasmática es nuestro historial de vida, en términos de los patógenos a los que hemos estado expuestos”, dijo el doctor Ellebedy, quien lleva muchos años investigando el sistema inmune y diferentes infecciones.

No obstante, los expertos consideran que se necesitan más estudios respecto a las nuevas variantes del coronavirus, teniendo en cuenta que estas cepas podrían ser un limitante para una inmunidad duradera en las personas que ya se contagiaron de la covid-19.

“El estudio llevado a cabo en Estados Unidos es una buena noticia, pero se necesita ahora más investigación respecto a las nuevas variantes. Porque la aparición de las variantes puede ser un factor limitante para la eficacia de esta inmunidad duradera”, dijo a Infobae Mariano Pérez Filgueira, vicedirector del Instituto de Virología del INTA en Castelar y miembro de la Sociedad Argentina de Virología.

Y agregó Pérez: “Lo que se está observando es que la infección genera células de memoria que van a alojarse en la médula ósea y que subsisten en estado de reposo durante mucho tiempo. La función de ese tipo de células de memoria es justamente reactivarse rápidamente cuando el individuo se encuentra nuevamente con un antígeno (en este caso, los del coronavirus con los que se infectó)”.

El investigador también le dijo al medio mencionado anteriormente que, como todo en la inmunología, “los procesos no son todo o nada”, recalcando que la producción de células de memoria no es igual en todos los individuos.

“Depende de la genética de la persona y de las condiciones del primer encuentro que tuvo con el virus (o sea la infección primaria). En un segundo encuentro con el virus, es decir, en caso de reinfección, se plantea una especie de carrera entre la velocidad en que las células de memoria se activan y la velocidad en la que el virus puede colonizar y reproducirse en el organismo. Quien gane esa carrera hace o no que la persona vuelva a enfermarse e influye en la severidad del cuadro”, afirmó el investigador argentino a Infobae.