El primer caso de la variante delta o B.1.617.2 del SARS-CoV-2, que fue detectada originalmente en la India, se conoció en octubre de 2020. Rápidamente, se extendió a más de 100 países, entre los que se cuenta Colombia, y ya está causando aumentos de casos en territorios en donde la vacunación va avanzada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la denominó variante de preocupación, que significa que cumple con una o varias de las siguientes características: presenta un incremento en la transmisibilidad o un cambio prejudicial en la epidemiología del virus; aumenta la virulencia o la presentación clínica de la enfermedad; disminuye la efectividad de las medidas de sociales y de salud pública, así como las vacunas, diagnósticos, terapias, entre otros.
“La entrada del SARS-CoV-2 dentro de las células del paciente marca el primer paso de la infección. La proteína de superficie S o proteína de la espícula recubre al virus y le da su aspecto de corona característico. Esta proteína encaja en su receptor celular ACE-2 (enzima convertidora de angiotensina 2), como una llave en una cerradura, activando una cascada de procesos que permiten al virus replicarse y liberar copias de sí mismo para poder infectar otras células. La variante delta ha acumulado una serie de mutaciones en la proteína de la espícula que alteran su forma de interactuar con el receptor ACE-2 favoreciendo su capacidad de infectar las células y de pasar de un huésped a otro”, explica la Fundación Cardiovascular de Colombia.
Por ahora, la delta ha demostrado ser mucho más transmisible, pues se estima que puede ser hasta 60 % más contagiosa que otras variantes. Es decir, tiene una mayor capacidad de introducirse en el tracto respiratorio.
“La variante original podía contagiar entre dos a tres y esta variante puede contagiar entre cinco y ocho”, indicó Carlos Álvarez, infectólogo y designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los estudios clínicos contra covid-19 en Colombia. Sin embargo, precisó que los estudios realizados hasta el momento no permiten concluir que tenga un mayor impacto en la severidad clínica de los pacientes.
Esta cepa ha generado un incremento de los casos a nivel mundial, después de nueve semanas en las que se vio una disminución de la incidencia de covid-19.
Asimismo, los investigadores han determinado que las personas no enferman de la misma manera que lo hacían con el virus original, pues en un principio se tenía entendido que lo más normal era desarrollar pérdida del olfato y del gusto, fatiga y ahogamiento; mientras que ahora incluye dolor de garganta, mayor mucosidad, dolor de cabeza, entre otros.
Otra característica que se debe conocer sobre esta variante es que tiene la capacidad de afectar la efectividad de algunas vacunas. “Hoy sabemos que puede disminuir la efectividad de algunas de las vacunas, es decir, podría impactar la inmunidad generada”, destacó Álvarez.
Frente a las alternativas que se tienen, el experto resaltó que la ciencia avanza en la investigación de qué se debe hacer frente a esta y otras variantes. Por ejemplo, mencionó que se continúan probando nuevas vacunas, buscando que tengan mayor capacidad de respuesta.
Entre otras tareas, el experto destacó que se evalúa si es posible combinar marcas de vacunas o si los refuerzos de dosis podrían servir para contrarrestar las mutaciones que van apareciendo. “Sin embargo, hasta ahora no tenemos una respuesta concreta en el mundo, pero es parte de lo que venimos trabajando”, agregó Álvarez.
A propósito, vale la pena mirar el caso de Reino Unido, en donde desde principios de julio se ha visto un incremento en las muertes por la variante delta en personas totalmente vacunadas. Public Health England publicó un informe en donde dice que al menos 117 personas han muerto por algo relacionado con la variante, y la mitad de ellas estaban vacunadas.
No obstante, expertos señalaron que las cifras no afectan necesariamente los datos de eficacia de las vacunas, porque las personas fallecidas y vacunadas pertenecen a los grupos de edad de mayor riesgo y solo corresponden a una pequeña porción de los 92.092 casos de la variante analizados en el país.
Por otro lado, explican que de los ocho fallecidos menores de 50 años, ninguno tenía el esquema de vacunación completo. David Spiegelhalter y Anthony Masters, expertos en estadística, en un artículo que escribieron para el medio británico The Guardian, señalaron que estos casos no significan que las vacunas sean ineficaces. “Es lo que esperaríamos de una vacuna eficaz, pero imperfecta”.
Las vacunas no previenen nunca el 100 % de los casos y las muertes, pero sí generan una mayor protección, que no quiere decir que los adultos mayores y las personas con comorbilidades dejen de estar en mayor riesgo que quienes son más jóvenes o no tienen ninguna preexistencia. Según los datos presentados, la vacuna es el factor por el cual el aumento de casos no esté incurriendo en el aumento de hospitalizaciones.
La OMS ha insistido en que los ciudadanos deben mantener la alerta frente al virus y seguir tomando precauciones para evitar su propagación. Es decir, ha exhortado a no relajar demasiado las medidas de bioseguridad, como lo han hecho ya Reino Unido y Estados Unidos, entre otros. En ambos casos, así como ya sucedió en Singapur y Portugal, la variante delta es dominante o representa la mayoría de los casos nuevos.
“La vacunación por sí misma no va a ser la respuesta, particularmente para estas nuevas variantes que son muy contagiosas, necesitamos mantener el uso de las mascarillas, la sana distancia, aislarnos y no salir si estamos enfermos, hacer pruebas, mantener vigilancia y en cuarentena a todos los contactos, porque realmente necesitamos mantener la transmisión a la baja”, dijo recientemente Soumya Swaminathan, científica jefa de la OMS.