Austria probó en jardines de infancia dispositivos de detección de la covid-19 en forma de piruleta, una alternativa para los niños que temen a los test nasales o en la garganta.
Un grupo de pequeños probó esta semana en una guardería de Viena este nuevo procedimiento.
Con la reapertura de los centros escolares, se teme que las variantes más contagiosas del virus se expandan, especialmente entre los niños.
Para “controlar los contagios” y proponer “una alternativa sensible a otras opciones de test”, la provincia austriaca de Burgenland ya reservó 35.000 de estas pruebas de detección, le dijo a la AFP un portavoz del gobierno regional.
Los padres de esta región recibieron una carta para informarles que cada niño recibiría gratuitamente tres de estos test por semana.
“Es lógico tener controles más estrictos en el ámbito de la educación”, dijo Dominik Krotschek, padre de un niño de tres años. “No ha habido ningún problema: hoy lo volvimos a hacer y funcionó bien”, comentó.
Estos dispositivos fueron inventados por Manuela Foedinger, que dirige el laboratorio del hospital Kaiser-Franz-Joseph de Viena, que ya ideó otro método fácil de usar, con gárgaras, muy utilizado en este país de 8,9 millones de habitantes.
Actualmente, Foedinger lleva a cabo un estudio en cinco jardines de infancia con niños entre uno y seis años para determinar la fiabilidad de estos test con miras a extender su uso, dijo un portavoz.
Este jueves también se conoció que Pfizer prevé que para junio se apruebe en Europa la vacuna contra el coronavirus para niños entre los 12 y 15 años.
“En Europa estamos en las últimas etapas antes de presentar” los datos de los ensayos clínicos a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la validación “tomará entre cuatro y seis semanas”, le afirmó Ugur Sahin, cofundador y director de BioNTech al semanario alemán Spiegel.
Hasta el momento, esta vacuna está autorizada únicamente para las personas de más de 16 años.
En Estados Unidos, BioNTech y su socio Pfizer ya presentaron a principios de abril una petición para ampliar la autorización de vacunación y llegar a la población entre 12 y 15 años.
Esta petición se basa en datos de ensayos clínicos en fase 3 en esta franja de edad, publicados a finales de marzo, que “demostraron una eficacia del 100 %” para evitar la enfermedad, según estos laboratorios.
La vacuna también fue “bien tolerada y los efectos secundarios observados estaban en la línea de los registrados” entre las personas entre 16 y 25 años, añadieron.
Para los niños entre cinco y 12 años, Sahin estima que habrá más datos clínicos en julio y que todo indica que podría haber una autorización en septiembre, cuando los chicos vuelvan a clase en el hemisferio norte.
El miércoles, Sahin estimó que en Europa será posible llegar a una “inmunidad colectiva en julio o a más tardar en agosto”, y mostró su confianza en la vacuna frente a nuevas variantes del virus como la que se registra en India.
Coronavirus en niños
El regreso a la presencialidad en los colegios se ha convertido en un eterno debate. El director del Instituto Colombiano de Neurociencias, Jorge Eslava, asegura que muchas personas, por querer proteger a sus hijos, les están haciendo un daño más grande: “La covid no es más grave que una gripe común para ellos, pero alejarlos un año de los colegios sí podría tener efectos irreversibles”, afirma.
La revista especializada The Lancet Child & Adolescent Health reveló en un informe que menos del uno por ciento de los casos en niños resulta mortal.
Para Eslava, en el imaginario de las personas está el pensamiento de que los niños son peores vectores que los adultos, pero que solo corresponde a la falsa creencia de “niños descontrolados vs. adultos muy responsables”. Sin embargo, prácticamente todas las menciones recogidas en los medios en Colombia sobre desobediencia a las medidas hacen referencia a adultos, no a niños, mientras que los casos en los colegios abiertos han sido mínimos.
En este sentido, las pruebas de detección más importantes se realizaron en Islandia y tienden a confirmar que los niños desempeñan un rol menor en la transmisión. En una de las campañas de pruebas realizadas en la isla, ningún niño menor de diez años dio positivo.
Kári Stefánsson, un investigador líder en Islandia, le dijo a la revista New Yorker que, de unos 56.000 residentes examinados, “solo hay dos ejemplos en los que un niño mayor de diez años infecta a un padre. Sin embargo, hay muchos ejemplos en los que los padres infectan a otros”.
Todas las investigaciones apuntan a un mismo resultado: los niños son menos propensos a contagiarse y a servir de vectores de la enfermedad.
*Con información de AFP