Los científicos avanzan en los estudios de la efectividad de las vacunas contra el coronavirus, teniendo en cuenta que los programas de inmunización ocurren en medio de las preocupaciones por el crecimiento de contagios, especialmente con la variante delta.
Y esa preocupación de los expertos ha llevado a la realización de constantes análisis a fin de evitar la propagación de la pandemia y un control efectivo que lleve a la inmunidad de rebaño.
Se acaba de conocer un estudio de la Universidad de Chile que permitió determinar que la vacuna de Pfizer mantiene la positividad de sus anticuerpos IgG arriba de un 90 % tras 20 semanas de su aplicación, mientras que con el biológico de Sinovac se ve una caída progresiva hasta alrededor de un 40 % en ese tiempo.
Este análisis incluyó los datos de 64.813 personas evaluadas hasta el 2 de julio de 2021, y dentro de los principales resultados mostró también que la positividad general de IgG para los receptores de Sinovac alcanzó el 77 % después de la vacunación completa con dos dosis, mientras que una sola dosis de dicha vacuna produjo niveles bajos de positividad de IgG, con un 28,1 %.
De acuerdo con las conclusiones de los científicos, la seropositividad en los receptores de la vacuna Pfizer-BioNTech superó el 95 % después de dos dosis y el 80 % después de una dosis de la vacuna.
En este análisis se indagó sobre la evolución en el tiempo de los anticuerpos a nivel poblacional mientras los demás estudios analizan el desempeño de la vacuna en términos de casos y su gravedad.
Los científicos, en este caso, realizaron pruebas rápidas para la detección de anticuerpos IgG contra SARS-CoV-2, con lo cual se identificó la dinámica de estos a medida que transcurre el tiempo desde la inoculación de las primeras y segundas dosis, en ambos tipos de vacunas.
“Tanto las personas que recibieron las vacunas Sinovac como los que recibieron Pfizer tuvieron una respuesta muy robusta a IgG medido por el test en el dedo al cabo de dos semanas de la segunda dosis”, señaló uno de los investigadores, Miguel O’Ryan, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“Hay que ser muy cauto con la interpretación porque eso no significa que las personas que han recibido Sinovac al cabo del tiempo estén necesariamente sin protección, porque estamos midiendo solamente un elemento de la respuesta inmune contra el virus y con una técnica”, indicó, a través de un comunicado.
Agregó que los datos permiten más evidencia “para sugerir que un refuerzo de vacunación, fundamentalmente en el caso de Sinovac”, tras señalar que la vacunación con dos dosis de Pfizer mantiene altos niveles de anticuerpos IgG aun 20 semanas después de la segunda dosis.
Las conclusiones de este estudio fueron publicadas en The Lancet Infectious Diseases y es una de las primeras comparaciones poblacionales en el mundo entre ambas vacunas, desarrollada desde las perspectivas de la movilidad y la epidemiología.
Por su parte, el ministro de Ciencia de Chile, Andrés Couve, aseguró que los resultados de este análisis son un insumo clave al momento de tomar la decisión de aplicar la dosis de refuerzo en el país, lo que se viene haciendo desde el pasado 11 de agosto para las personas mayores de 55 años que fueron inoculadas con Sinovac.
Tras la intensificación de la vacunación, Chile ha podido tener la pandemia bajo control en los últimos dos meses, ya que en estos momentos el número de pacientes activos es de 3.156 pacientes en todo el país, mientras que el índice de positividad –número de casos positivos por cada 100.000 pruebas PCR– está por debajo del 1 %.
Esto ha llevado a las autoridades sanitarias a levantar medidas restrictivas y recuperar parcialmente la normalidad, ya que en todas las regiones se ha levantado la cuarentena total y han reabierto los cines, teatros y centros deportivos en las últimas semanas.
Sin embargo, en Chile se mantienen otras medidas, como el toque de queda de 00.00 horas a 05.00 horas y el cierre de fronteras para turistas desde el pasado abril.
Hasta este viernes a ese país han llegado más de 35,7 millones de vacunas, la mayoría del laboratorio chino Sinovac (casi 23,6 millones) y en menor medida también de la fórmula estadounidense-alemana Pfizer/BioNTech, de la china CanSino y de la británica AstraZeneca.
Entre tanto, del 87 % de la población objetivo que puede ser vacunada (15,1 millones de los más de 19 millones de habitantes del país) ya han completado su esquema de vacunación.
Chile abrirá un centro productor de vacunas en alianza internacional
De otra parte, se anunció este viernes que la Universidad de Chile abrirá un centro productor de vacunas en alianza internacional con la farmacéutica italiana ReiThera, cuyo primer proyecto será la elaboración de la fórmula contra la covid-19 de este laboratorio.
De acuerdo con la información, se trata de una planta multipropósito con capacidad para producir 100 millones de dosis anuales de hasta cinco productos biofarmacéuticos distintos, la cual tendrá una superficie de 7.000 metros cuadrados y una capacidad instalada de 4.400 litros para las etapas iniciales de producción de vacunas, sin considerar el envasado.
Fuentes oficiales señalaron que el proyecto ya está completamente diseñado y cuenta con sus primeros inversionistas, mientras se avanza en la búsqueda de más financiación por parte de entes públicos y privados.
Se indicó que una vez el centro obtenga todos los permisos pertinentes, su construcción y operación tomaría unos nueve meses.
La iniciativa busca recuperar la capacidad de elaborar vacunas en Chile, una facultad que el país ejerció por cerca de 100 años, pero que se perdió a comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, de manera que se pueda lograr un volumen de producción que pueda satisfacer la demanda regional de Latinoamérica.
ReiThera es una compañía público-privada italiana con la que la Universidad de Chile suscribió una alianza y cuya vacuna ha mostrado respuesta inmune en el 99 % de las personas que participaron en la Fase II de la investigación.
Se espera que una vez confirmados los resultados de la Fase III, la vacuna podría ser aprobada para su uso de emergencia y producida localmente en Chile. Incluso se abrió la posibilidad de que pueda ser modificada para adaptarse a contingencias como la eventual aparición de nuevas variantes.