Ante el levantamiento del uso obligatorio del tapabocas en ciudades de Colombia donde el porcentaje de vacunación superó el 70 % de la población, el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes Luis Jorge Hernández señaló que comienza otra etapa en la que se contempla la cuarta dosis y la aplicación de las vacunas de segunda generación, para controlar la propagación de nuevas variantes.
De igual manera, Hernández advirtió que será necesario vacunarse regularmente, tal y como se hace con otro tipo de virus como la influenza, con vacunas estacionales. “El Gobierno debe estar muy pilas para iniciar la cuarta dosis de vacunación y esquemas con las vacunas de segunda generación, que son las que contemplan las demás variantes. Muy seguramente todos vamos a tener que vacunarnos cada 6 meses o cada año. Así se ha hecho con otros virus como la Influenza. Este coronavirus va a quedar entre nosotros por lo que hay que estar vigilándolo”, aseguró.
Hernández aclaró que “no se está bajando la guardia” pues el tapabocas genera una “falsa seguridad”; se deben mantener otras medidas más efectivas como son: el distanciamiento físico, los espacios ventilados, el lavado frecuente de manos y la vacunación. Agregó que no será necesario contemplar futuras cuarentenas, como se están implementando en otros países como China, pues señaló ya no funcionan para controlar los contagios y, por el contrario, aumenta el nivel de transmisión en espacios cerrados. “No es un buen ejemplo a seguir, pues no ha permitido una inmunidad mixta o hibrida, ya que solo está vacunando con el biológico que ellos mismos producen y, por ende, no ha logrado buenas coberturas de inmunización, muchos de estos factores por sus manejos políticos”, explica.
Hernández, que también es director de Investigaciones de la Facultad, insistió en la importancia de mantener la vigilancia epidemiológica y genómica, con el fin de monitorear el virus y sus linajes para saber cómo manejarlos. Hernández cuenta con experiencia laboral en el Seguro Social, Secretaría de Salud de Bogotá y en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como consultor. Su área de trabajo radica en investigación en los temas de la relación ambiente y Salud, Programas de Salud Pública, Modelos de Atención Determinantes Sociales y Ambientales, Gobernanza del Aire e Indicadores de Salud.
La situación en Shanghái
Un alto funcionario de Shanghái reconoció el jueves que la capital económica china está “insuficientemente preparada” para el actual brote epidémico de covid-19, que obliga a la ciudad a confinar por fases a sus 25 millones de habitantes. La metrópoli se enfrenta a su peor ola de contaminación desde el inicio de la epidemia.
La variante ómicron pone a prueba la estrategia nacional “cero covid”, que pretende hacer todo lo posible para prevenir nuevos casos. Los habitantes de la parte oriental de la ciudad están confinados en sus hogares desde el lunes y son objeto de un examen general de detección del virus. Este confinamiento durará hasta el viernes, fecha en la cual el oeste vivirá la misma suerte. Si bien la logística de confinamiento funciona bien en general, los habitantes de Shanghái se quejan de que no pueden acceder a los hospitales.
Al menos dos pacientes que necesitaban diálisis y una persona con asma habrían fallecido, según mensajes de familiares publicados en las redes sociales. Frente al descontento, un alto responsable del ayuntamiento, Ma Chunlei, reconoció el jueves, en un comunicado oficial, que “ante el fuerte aumento del número de personas infectadas, nuestros preparativos son insuficientes”.
Señaló que las autoridades estaban reforzando sus existencias de equipo de detección, la construcción de centros de cuarentena y la instalación de camas. “Aceptamos con humildad las críticas y hacemos todo lo posible para mejorar”, afirmó. El Ministerio de Salud informó el jueves sobre 5.600 nuevos casos positivos en Shanghái, la gran mayoría asintomáticos.
Varios parques de exposiciones de la ciudad se han convertido en centros de cuarentena. Los videos difundidos por los medios oficiales muestran grandes salas con filas de camas separadas por tabiques.