El pasado 17 de enero, el presidente de la República, Iván Duque, informó por medio de su cuenta de Twitter que ya son más de 68 millones de dosis de la vacuna contra la covid-19 las que se han aplicado en Colombia. Con la ayuda de estas, se ha logrado inmunizar a más de 29,9 millones de personas que ya cuentan con su esquema completo de vacunación (doble dosis, excepto los vacunados con Janssen, ya que esta es monodosis).
Así mismo, el primer mandatario indicó que de esos 68 millones de dosis, 4,4 millones se han inyectado en personas que cumplieron con su deber de reforzar su inmunización con una tercera aplicación (segunda en caso de Janssen).
Sin embargo, en medio del rápido avance del plan de vacunación en Colombia, aún son muchos los ciudadanos que se niegan a inocularse con este biológico. En varios casos, los antivacunas (como se hacen llamar) son también negacionistas de la pandemia, por lo que aseguran que el verdadero ‘mal’ es dejarse inyectar una vacuna que “acabaría con la vida”.
También, hay otros que van un poco más allá en sus conspiraciones, expresando temor por el supuesto control de la población que estarían planeando las potencias mundiales con la aplicación de las vacunas.
No obstante, muchas de estas personas deciden analizar nuevamente su postura, justo cuando el virus toca a alguno de sus familiares, o incluso a ellas mismas; aunque en ocasiones, el arrepentimiento es tardío.
Así lo evidencia la historia de un hombre en Medellín que, según el diario El Colombiano, reconoció la importancia de la vacuna contra la covid-19 en el momento en que la enfermedad lo había obligado a ser entubado para poder respirar.
Según la historia de este paciente, a quien se le cambió el nombre por César, desde que inició la pandemia se plantó en la idea de que el virus no era tan mortal como se decía, y que la vacuna era el verdadero peligro, pues la misma podría venir con un chip de rastreo.
Finalmente, después de casi dos años sin contagiarse con el virus, el hombre de 51 años perdió su ‘invicto’; aunque esta situación tampoco parecía importarle. A pesar de ser internado en la Clínica CES de la capital del departamento de Antioquia, el paciente seguía diciendo que soportaría la fuerza del virus, y que afortunadamente no había sido inyectado con la vacuna, por lo que su ADN no había sido alterado y sería su cuerpo el que resistiría por sí mismo, como debería ser.
Pero, mientras más pasaban los días, el hombre fue bajando la guardia cada vez más, empezando a convencerse de que la vacuna sí era necesaria para fortalecer su sistema inmunitario. Así, el día en el que ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y justo antes de ser entubado, solicitó llorando que por favor lo vacunaran. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Las enfermeras le decían sollozando que la vacuna no era la cura sino la forma de prevenir la enfermedad, razón por la que inocularse ya no era una opción. Finalmente, días después murió.
Así como esta historia, hay varias que se han presentado, no solo en Colombia sino en el mundo, con cantantes, actores e influencers que después de mostrarse públicamente como antivacunas, terminaron falleciendo víctimas del virus.
Por esto, las autoridades periódicamente sugieren a todas las personas recibir el biológico y completar su esquema de vacunación, para que puedan resistir al nuevo coronavirus en caso de contagiarse.
“Es un deber moral y ético (…) Es la forma de protegernos y proteger a los demás, de seguir reactivándonos, seguir creciendo y seguir generando oportunidades”, dijo el pasado 6 de enero Iván Duque.