Dinamarca se convirtió este martes en el primer país de la Unión Europea en levantar todas sus restricciones sanitarias, apoyándose en su elevado porcentaje de vacunados y en la menor gravedad que representa la variante ómicron.
Tras un primer intento de dos meses entre septiembre y noviembre, las mascarillas, el pasaporte sanitario y los horarios reducidos de bares y restaurantes vuelven a ser historia pasada.
“Resulta raro ir en metro sin mascarilla”, dijo Marie Touflet, una estudiante de 23 años. “Pero es agradable poder ver de nuevo el rostro de la gente. Da una impresión de vida normal”, agregó.
Las discotecas también volverán a abrir este martes sin ningún aforo establecido. Las únicas restricciones que permanecen afectan a los viajeros no vacunados que llegan desde fuera del espacio Schengen.
“Ahora tenemos opción: si queremos nos ponemos la mascarilla, pero también podemos ser libres”, agregó Natalia Sheshetkina, recepcionista de 31 años.
Sin embargo, este retorno a la vida que se conocía antes de la pandemia se produce en un momento en que Dinamarca registra entre 40.000 y 50.000 contagios diarios. Un nivel récord que afecta cada dia a casi el 1 % de la poblacións.
“Tenemos un número extremadamente elevado de adultos vacunados con las tres dosis. Es nuestro secreto”, explica la epidemióloga Lone Simonsen, profesora en la Universidad de Roskilde, cerca de Copenhague.
Más de 60 % de la población ha recibido ya una dosis de refuerzo de la vacuna. En el resto de la Unión Europea, en cambio, el porcentaje es apenas inferior al 45 %.
Incluyendo los casos recientes de la covid-19, las autoridades sanitarias estiman que el 80 % de la población está protegida contra las formas graves de la enfermedad.
“Como ómicron no representa gravedad para los vacunados, pensamos que es razonable levantar las restricciones”, agrega Simonsen.
Según una responsable de la Autoridad danesa de control de las enfermedades infecciosas (SSI), la desaparición de las restricciones coincide con el pico de contagios en la región de Copenhague, la más afectada del país.
Pero la mayoría de los daneses apoya esta estrategia tras dos años de pandemia. Un 64 % de los ciudadanos confía en la política sanitaria del gobierno, según un sondeo publicado el lunes por el diario Politiken.
Responsabilizar
“Es hora de que todo el mundo asuma su responsabilidad”, apunta Simonsen.
“Sin pasaporte sanitario, hay un cambio de responsabilidad: los daneses recurren cada vez más a las autotest en un momento en que se reduce el número de test de antígenos disponibles. De este modo, las personas sintomáticas sabrán si están infectadas y podrán quedarse en casa si lo están”, afirma la epidemióloga.
En caso de ser positivo, la Agencia Nacional de Salud aún recomienda aislarse durante cuatro días. Sin embargo, las personas que han estado en contacto con un enfermo ya no tienen que realizar una cuarentena obligatoria.
También se sigue recomendando el uso de las mascarillas y de los pasaportes sanitarios para las visitas al hospital.
Aunque las autoridades son optimistas, piden prudencia.
“No podemos dar garantías cuando se trata de biología”, reconoció la jefa del gobierno Mette Frederiksen, que la semana pasada,anunció el regreso “a la vida de antes”.
“Está muy bien que esto pare, pero ¿viviremos siempre sin restricciones? Lo dudo”, admite Cille Hjort, una vendedora de comida rápida.
El 10 de septiembre Dinamarca había levantado las restricciones antes de reintroducir el pasaporte sanitario a inicios de noviembre.
Cerrados justo antes de la Navidad, los museos, cines y salas de espectáculos pudieron reabrir en enero.
Ante un nivel de hospitalizaciones en cuidados intensivos inferior al de olas anteriores, varios países europeos, como Francia y el Reino Unido, anunciaron una reducción considerable o el levantamiento de la mayoría de sus restricciones, a pesar de que los niveles de contagios siguen siendo elevados.
“Tras dos años de pandemia, las poblaciones en la mayoría de los países alcanzaron niveles de inmunidad elevados, sea por la vacuna o de manera natural. Así es como termina, a juzgar por lo que vimos en pandemias anteriores”, concluye Simonsen.