En la pandemia, la población infantil ha sido uno de los grupos que más preocupación genera y, por ello, se ha buscado su protección frente al virus, no solo por el contagio, sino por la situación socioemocional y el aislamiento que han debido vivir en una etapa importante de su desarrollo.
Sin embargo, aunque las medidas evitaron el aumento de los casos, se ha identificado que ocasionaron otros impactos en esta población.
Al respecto, Natalia Restrepo, médica pediatra y decana de la Facultad de Medicina de la Fundación Universitaria Sanitas, explica los impactos que la pandemia ha traído consigo en el desarrollo neurológico de los niños.
Un aspecto fundamental es la afectación en el proceso social. Aunque el aislamiento resultó efectivo para controlar el aumento de casos del virus, los niños disminuyeran sus niveles de intercomunicación con otros menores, afectando de esta forma sus relaciones interpersonales.
A su vez, es importante recalcar que la actividad física en un niño y la socialización con un entorno infantil se debe mantener constante, ya que se ha comprobado que estos hechos afectan la salud mental del infante y con ello llegan los problemas psicosociales que impacta a toda la familia.
En las etapas posteriores a la situación crítica de la pandemia de covid-19 se conocieron más casos de niños que empezaron a tener problemas depresivos a muy temprana edad, lo que genera una alarma para su desarrollo.
De igual manera, se ha observado una fuerte afectación en el proceso educativo dado que el aprendizaje de los niños también se vio alterado luego de la pandemia y de los constantes aislamientos, pues el cambio en la enseñanza perjudicó a la primera infancia, ya que no había una estrategia pedagógica acorde con las necesidades de cada edad.
A esto se le suma que la metodología académica pasó de ser un aprendizaje al interior de un salón a un formato virtual, generando así distracciones, adicción a las pantallas y alteraciones de la visión a una temprana edad.
Otra de las características impactadas fue el patrón del sueño. Esta afectación en los niños se dio en el ciclo del sueño debido a que los horarios se invirtieron, los procesos de desarrollo se alteraron y la interacción social disminuyó al tener la pantalla como instrumento de retención, educación y formas de comunicarse con el exterior.
Además, se afectó la actividad física y social, lo que ha generado patrones de ansiedad.
Los problemas neurológicos en los niños también sufrieron cambios dado que la covid-19 tiene preferencia por ciertos tejidos y por el sistema nervioso central. Por eso, cuando una persona se contagia del virus pierde la sensación de gusto y olfato, que son procesos neurológicos.
En el caso de los niños no es tan frecuente, pero se conocen casos donde eventualmente puede haber un compromiso neurológico que requiere atención especializada, pero cabe resaltar que este no es un patrón común.
Con el regreso a clases es esencial tener en cuenta que se tendrá un momento de contagio, ya que los cuerpos empezarán a recuperar defensas. Además, los niños empezarán a relacionarse y no tendrán un distanciamiento mínimo. Es importante tener en cuenta que, aunque esto pase, se siga reforzando el lavado de manos correcto en los niños, para de esta forma controlar la infección.
Asimismo, en caso de que un niño de la familia sea positivo para el virus, se debe mantener aislado por siete días y sin asistir al colegio para evitar prolongar el virus. Por último, y fundamental, toda la familia debe tener el esquema completo de vacunación para mantener la mayor protección posible.