A pesar de que se avanza en la vacunación contra el coronavirus en el mundo para acabar con la pandemia que apapreció hace cerca de dos años, los casos de contagio siguen preocupando, aunque en las últimas semanas se ha visto una disminución tanto de infectados como de fallecidos.

Sin embargo, el más reciente informe global deja ver que la covid-19 ha provocado al menos 4.830.270 muertos desde su aparición en diciembre de 2019, según un balance establecido por AFP este viernes a las 5:00 a.m., a partir de fuentes oficiales.

Los datos recopilados por la agencia AFP señalan que más de 236.665.980 personas contrajeron el virus. Aunque la gran mayoría de los enfermos se recupera, una parte aún mal evaluada conserva los síntomas durante semanas o, incluso, meses.

Por esa razón, los científicos sigue avanzando en los estudios para determinar las secuelas que deja el contagio con el coronavirus, teniendo en cuenta que las afectaciones pueden permanecer en el cuerpo entre quienes hayan sido contagiados.

De acuerdo con lo que se ha podido ver a lo largo de la pandemia, es que los pulmones son unos de los órganos más afectados, por eso, para los especialistas la inmunidad pulmonar es esencial para combatir algunas enfermedades como la covid-19, la neumonía, el cáncer de pulmón, el asma y el EPOC.

Por tratarse de un órgano vital, que se ha visto afectado por el coronavirus, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, BUSM, adelantaron un estudio para profundizar en esos efectos, especialmente, en relación con la necesidad de mantener la inmunidad pulmonar para evitar agravamientos en la salud de los pacientes.

Los científicos descubrieron que el control de la inmunidad en los pulmones se logra mediante células que recubren los espacios de aire, las células epiteliales, utilizando una molécula llamada MHC-II y especializada que se enfrenta al sistema inmunológico.

Según han señalado los autores del estudio, esta molécula es esencial para localizar y programar células inmunes altamente especializadas llamadas linfocitos T de memoria residente (TRM) dentro de los pulmones

El profesor de medicina, microbiología y bioquímica en BUSM, autor del estudio internacional Joseph Mizgerd, señaló que las células epiteliales en el pulmón generalmente se visualizan como soporte de las funciones respiratorias, mientras que se entiende que el MHC-II conecta las células inmunes a las células inmunes, por lo que el hallazgo de que el MHC-II en las células epiteliales del pulmón les dice a las células TRM adónde ir y qué hacer en el pulmón es nuevo e imprevisto”.

Entre tanto, el científico postdoctoral en Centro Pulmonar de BUSM, primer autor del análisis, Anukul Shenoy, PhD, señaló que “nuestro estudio sugiere que las células epiteliales pulmonares son similares a los guardianes que tienen la tarea de instruir adecuadamente las ubicaciones de los puestos avanzados de células CD4 TRM y su capacidad para combatir infecciones futuras”.

El más reciente informe global deja ver que el la covid-19 ha provocado al menos 4.830.270 muertos desde su aparición en diciembre de 2019. | Foto: Cortesía FCV

“Dado que las células TRM, más allá de sus funciones protectoras en la neumonía, desempeñan funciones clave en la lucha contra el cáncer y en la provocación del asma, nuestros hallazgos tienen mayores implicaciones en la comprensión, prevención y tratamiento de múltiples enfermedades pulmonares“, explicó.

Por su parte, el médico especialista en inmunología y reumatología Pablo Mannucci, aseguró que el sistema inmunológico está formado por células, órganos y proteínas que circulan en la sangre y funcionan como una red en la que se interrelacionan. Lo normal es un equilibrio constante y ese equilibrio se ve amenazado por diferentes situaciones, que van desde estrés hasta elementos propios del medio ambiente. El sistema está preparado para contrarrestar eso y siempre volver al equilibrio”.

“Hoy se sabe que, además de controlar infecciones causadas por bacterias, virus y hongos, el sistema inmune controla el desarrollo de tumores y la aparición de enfermedades autoinmunes, o sea, que su accionar es mucho más amplio de lo que se creía”, explicó a Infobae.

Para lograr el resultado, los científicos analizaron las células epiteliales pulmonares de modelos humanos y experimentales, donde descubrieron que todos los diferentes tipos de células epiteliales examinadas expresan MHC-II y aumentan su expresión durante las infecciones. La única función conocida del MHC-II es educar a las células inmunitarias llamadas células T CD4 +.

Adicionalmente, se pudo determinar que en los cultivos celulares, las células epiteliales pulmonares podrían usar esta molécula para decirles a las células T qué hacer, de modo que puedan responder adecuadamente a los microbios que podrían causar una infección. Interrumpir solo MHC-II solo en las células epiteliales pulmonares condujo a números y tipos y lugares aberrantes de células T CD4 + en los pulmones, pero no en la sangre, revelando que estas células pulmonares específicas eran responsables de dirigir la inmunidad pulmonar.

Para la médica infectóloga Romina Mauas responsable de la medicina interna en Helios Salud, “ante la presencia de esta pandemia, obviamente tener un sistema inmune que actúe adecuadamente, que reconozca los antígenos, y que pueda formar los anticuerpos pondrá al individuo en una situación más beneficiosa. Hay cosas que el huésped puede modificar y otras que no, por eso es importante que el ser humano pueda intervenir en los factores modificables”.

Otros de los descubrimientos logrados, tras este estudio, se logró determinar que:

- Otras moléculas que se enfrentan al sistema inmunológico dependen del MHC-II para llegar a la superficie celular donde pueden interactuar con otras células para realizar su instrucción inmunológica.

- La falta de MHC-II en las células epiteliales pulmonares provoca cambios en el sistema inmunológico pulmonar local que reflejan un resultado poco común pero grave de las terapias contra el cáncer dirigidas al sistema inmunitario (“terapias con inhibidores de puntos de control”).

“Esto llevó al descubrimiento de que un objetivo molecular de estos tratamientos contra el cáncer es una de las moléculas que dependen del MHC-II para llegar a la superficie celular” indicó el primer autor del análisis, Anukul Shenoy.

Y puntualizó señalando que “de esa manera, podríamos utilizar las propias células epiteliales pulmonares de los pacientes para activar las funciones protectoras de las células TRM durante la neumonía y / o cánceres, al tiempo que podríamos cerrar sus funciones patológicas durante el asma, según se considere necesario”.