Mientras más países se unen a las restricciones para viajeros chinos tras el aumento de contagios en esta nación, Pekín ha levantado la voz en contra de las barreras hacia sus ciudadanos, a pesar de tener una variante que está alarmando a algunas regiones y una gran cantidad de positivos diarios.
“Algunos países han establecido restricciones de entrada dirigidas exclusivamente a los viajeros chinos. Esto no tiene base científica y algunas prácticas son inaceptables”, declaró Mao Ning, una portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, y agregó que China podría “tomar contramedidas, de acuerdo con el principio de reciprocidad”.
Es de recalcar que un comité de expertos de salud de la Unión Europea se pronunció a favor de realizar sistemáticamente pruebas covid a los viajeros procedentes de China, antes de que salgan hacia Europa, según un portavoz de la Comisión Europea.
Los expertos también examinaron otras propuestas de la Comisión, como la obligatoriedad de la mascarilla en los vuelos procedentes de China, el control de las aguas usadas en los aviones y un refuerzo de los test, con secuenciación de los positivos de covid-19, para identificar posibles nuevas variantes.
“Estas medidas deberían focalizarse en los vuelos y los aeropuertos más apropiados y ser aplicadas de manera coordinada (en la UE) para garantizar su eficacia”, indicó un portavoz.
El 7 de diciembre, China levantó por sorpresa las restricciones sanitarias, decisión que provocó una avalancha de pacientes en los hospitales y de víctimas de covid en los crematorios. Esto, luego de que se llevaran a cabo unas históricas manifestaciones en el país asiático, pues sus ciudadanos protestaron por las políticas de cero tolerancia al virus que los tenía en cuarentenas estrictas.
Tras el alza de contagios, a partir del domingo, China ya no impondrá cuarentena a las personas que lleguen del extranjero, pero seguirá exigiendo un test PCR negativo a los viajeros.
Desde hace casi tres años no expide visados turísticos.
Una docena de países, como España, Francia o Estados Unidos, han impuesto test de covid a los pasajeros procedentes de China en los últimos días, preocupados además por la falta de transparencia sobre las cifras de infección y temiendo la aparición de nuevas variantes.
El portavoz de la diplomacia estadounidense aseguró que esta medida se tomó basándose “únicamente en la ciencia” y en “preocupaciones por la salud pública”.
Austria también anunció el martes que efectuará controles de las aguas sucias de los aviones procedentes del gigante asiático.
En Shanghái, dos tercios de los residentes pueden haber tenido covid en las últimas semanas, dijo el martes un alto funcionario de uno de los principales hospitales de la ciudad. “Actualmente, el brote en Shanghái es muy grande y puede haber afectado al 70% de la población, lo que supone entre 20 y 30 veces más” que el anterior brote a principios de 2022, dijo Chen Erzhen, vicepresidente del hospital Ruijin, a un blog publicado por el Diario del Pueblo.
La ciudad de 25 millones de habitantes, capital económica de China, fue sometida a un confinamiento estricto durante dos meses a partir de abril. En otras grandes ciudades como Pekín, Tianjin, Chongqing y Cantón, las autoridades sanitarias creen que el pico ya ha pasado.
El doctor Chen, que también es miembro del Consejo de Expertos en covid de Shanghái, afirmó que su hospital recibe 1.600 ingresos de urgencia al día, el doble que antes de que se levantaran las restricciones, de los cuales el 80 % son pacientes de covid. “Cada día llegan al hospital más de 100 ambulancias”, explicó, y la mitad de los pacientes de urgencias son mayores de 65 años y, por tanto, más vulnerables.
La ola de casos de covid en las grandes ciudades debería llegar pronto a las zonas rurales de China, donde se espera la llegada de millones de personas que regresan a sus provincias de origen para celebrar el Año Nuevo Lunar a partir del 21 de enero. En estas zonas, los servicios sanitarios tienen peores condiciones que en las ciudades.
*Con información de AFP.