Un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores de los Laboratorios Nacionales de Enfermedades Infecciosas Emergentes (NEIDL) de la Universidad de Boston y la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, sobre el virus de la covid-19 en el pulmón, sugiere que existen 11 genes definen la protección frente a la infección, lo que daría respuesta a por qué algunas personas se enferman más que otras de la enfermedad, y, lo que es más importante, podría ayudar a muchos a evitar los peores síntomas.

Las vacunas contra el virus han salvado a al menos un millón de vidas solo en los Estados Unidos, pero para muchas personas persiste un temor: si se ven afectados por el coronavirus, ¿qué tan grave será? ¿Saldrán adelante con poco más que un dolor de garganta, o los cargará con complicaciones a largo plazo, tal vez hasta llevarlos al borde de la muerte?

Desde que el SARS-CoV-2 se identificó a principios de 2020, el nuevo coronavirus se ha cobrado seis millones de vidas y sigue aumentando, según la Organización Mundial de la Salud, que estima que ha provocado de manera directa o indirecta más de 15 millones de muertes.

No obstante, la gran mayoría de las personas que han contraído la enfermedad, alrededor del 99 % de los más de 500 millones de casos confirmados, han sobrevivido a su contacto con la enfermedad.

Entonces, ¿por qué algunas personas se ven tan gravemente afectadas por el virus cuando a muchas apenas les hace daño? La edad y otras condiciones de salud aumentan el riesgo de enfermarse gravemente, pero un nuevo estudio sugiere que aquellos que escapan a los peores síntomas también podrían tener el equilibrio adecuado de un tipo de células inmunitarias llamadas macrófagos.

Los glóbulos blancos que se encuentran en todos los tejidos, los macrófagos, parten de un grupo de células llamadas células mieloides -protectores del sistema inmunitario-. Estos son cruciales en la reparación de heridas, ya que se transmiten a una lesión para ayudar al cuerpo a repararse. También atacan a los invasores, engullen y digieren todo lo que parece no pertenecer al cuerpo, desde células muertas y bacterias dañinas. Ese modo de ataque ayuda a mantener el cuerpo saludable, pero también parece ser un factor determinante en los casos graves de covid-19.

Ha ido creciendo la evidencia de que muchas muertes por covid son causadas por una respuesta hiperinmune: macrófagos arrasadores que atacan no solo al virus, sino también al cuerpo humano, causando una inflamación excesiva y dañando el tejido cardíaco y pulmonar.

El estudio, publicado en Cell Reports, analizó por qué sucedía eso y examinó el impacto de la covid-19 en quienes se enferman peligrosamente y en quienes no.

Al estudiar los pulmones que parecen desviar fácilmente el SARS-CoV-2 o recuperarse rápidamente de la infección, encontraron un conjunto de genes que determinan si las células inmunitarias montan una defensa sólida o se vuelven rebeldes y hacen que la persona contagiada, al final, requiera de un ventilador para respirar.

Los hallazgos podrían ayudar a los esfuerzos para desarrollar nuevos medicamentos que preparen mejor los sistemas inmunológicos para combatir el virus.

“Si puede comprender por qué la mayoría de las personas están protegidas contra el COVID y cómo las protege su cuerpo, entonces podría aprovechar este conocimiento para desarrollar terapias y otros avances”, explica Florian Douam, profesor asistente de microbiología de la Facultad de Medicina de la BU y quien coordinó el estudio.

¿Por qué algunos pulmones están protegidos contra el virus?

Después de dos años de enfermedad y pruebas, los científicos saben mucho sobre cómo se transmite el SARS-CoV-2 y cómo reacciona el cuerpo humano cuando contrae esta enfermedad, pero también hay mucho que no se entiende aún.

Pero la mayor parte de lo que se sabe sobre la covid-19 en los pulmones se basa en muestras tomadas de quienes murieron a causa de la enfermedad, no de quienes la sobreviven.

“Solo se puede acceder al pulmón cuando el paciente muere. Obviamente, no puedes conseguir a alguien que tenga una enfermedad leve y decirle: ‘Oh, dame tu pulmón’. A diferencia de las muestras de autopsia de pulmón de pacientes enfermos, los pulmones de pacientes más leves o asintomáticos son mucho más difíciles de acceder. Cuando tienes el pulmón enfermo, obtienes una instantánea de la enfermedad en etapa terminal”, afirmó Douam, que trabaja en NEIDL.

Para superar este desafío, Douam y el equipo de investigación desarrollaron un nuevo modelo, un ratón injertado con tejido pulmonar humano y reforzado con un sistema inmunológico humano derivado de células madre, para monitorear las diferentes etapas de la infección por SARS-CoV-2 y covid-19.

Douam dice que los ratones con tejido pulmonar humano, pero sin el sistema inmunitario humano, no reaccionan bien a la infección: los tejidos pulmonares se dañan de manera similar a las personas con un caso grave de la enfermedad. Pero cuando estudiaron ratones que también tenían un sistema inmunológico humanizado, fue diferente.

“Apenas veíamos virus en los pulmones. El pulmón estaba protegido. Entonces hicimos la pregunta, ‘¿Por qué está protegido el pulmón?’ Y aquí es donde encontramos los macrófagos”. Según Devin Kenney, estudiante de doctorado en el laboratorio de Douam y autor principal del último artículo, una característica de los pulmones que se vieron más gravemente afectados por la covid-19 fue la falta de diversidad de macrófagos. Estaban dominados por un macrófago proinflamatorio, las células que generalmente responden a virus y bacterias, llamado M1.

“Parece que impulsan esta respuesta hiperinflamatoria, y conduce a un estado de enfermedad más grave”, explica Kenney (MED’27). Por el contrario, a los sistemas inmunitarios que mezclaron más células que normalmente ayudan en la reparación de heridas (M2 o macrófagos reguladores) les fue mejor.

*Con información de Europa Press