En Colombia se han aplicado un total de 27′066.159 inmunizantes contra el coronavirus, según el más reciente informe del Ministerio de Salud. De estos, 12′057.314 de personas han completado su esquema de vacunación. Es decir, el 33,74 % de la población colombiana está inmunizada contra el virus para alcanzar la inmunidad de rebaño.
En consecuencia, el Ministerio de Salud busca llegar con prioridad a los mayores de 50 años, y a todas las personas con comorbilidades.
Al respecto, el director de Epidemiología y Demografía de Minsalud, Julián Fernández Niño, dijo que el objetivo de la priorización “es proteger primero a los más vulnerables. Y teniendo en cuenta que todos tenemos riesgo, el Comité Asesor consideró que es importante priorizar aquellos con mayor evidencia de un riesgo más alto y significativo de complicaciones y muerte por la covid-19 basado en la evidencia científica nacional e internacional. Hemos dado así un viraje actualmente de la priorización a la masificación, pero seguimos manteniendo los esfuerzos por buscar a la población priorizada que aún no se ha vacunado”.
Por tal razón, el Ministerio de Salud entregó algunos argumentos basados en la evidencia científica que ayudarán a convencer a los que aún no quieren acercarse a un punto de vacunación o tienen dudas y temores en torno a la inmunización:
- Todas las vacunas actualmente aprobadas en el país reducen el riesgo de contagiarse (a distinto nivel, aunque ciertamente esta posibilidad sigue existiendo). Incluso, ya hay evidencia de que algunas de ellas también reducen la probabilidad de que los contactos no vacunados de las personas vacunadas se contagien, lo que muestra su impacto humanitario. Además, su principal efecto es reducir la mortalidad y la incidencia de casos graves, para lo cual todas han demostrado una mayor efectividad.
- No vacunarse es seguir mucho más expuesto y vulnerable frente a un virus que puede ser mortal. Aunque en nuestro país la vacunación es voluntaria, nuestra recomendación es que accedan la vacuna, que es gratuita, segura y eficaz, como se ha demostrado en los resultados de los ensayos clínicos, así como en los análisis de cohortes en varios países que muestra su alta efectividad, esto último se conoce como ‘evidencia de vida real’, y muestra la gran potencialidad de las vacunas para afrontar la pandemia.
- Las vacunas se asignan de acuerdo con la disponibilidad que tenemos en el país. No se trata de escoger X o Y vacuna, inicialmente porque no es posible y, además, porque prolongar el acceso a la vacuna “que quiero” puede llevar a adquirir el virus y que tenga un desenlace mucho más grave. Todas las vacunas que hay en nuestro país son seguras, eficaces y efectivas, todas han demostrado una alta efectividad para reducir la mortalidad e incidencia de casos graves, por eso la mejor vacuna es la que está disponible y, sobre todo, la que está en nuestros hombros.
- Colombia adquirió vacunas seguras y eficaces, que permiten darle la tranquilidad al ciudadano de que estará protegido contra el virus, especialmente a tener menor probabilidad de complicarse o morir si llega a infectarse, y que su salud no se afectará por el hecho de recibir este esquema de vacunación. Por eso es importante la observación en la que deberá estar el ciudadano después de recibir la vacuna, para que el personal médico actúe, en cualquier caso, así mismo reportar a su EPS cualquier efecto adverso posterior. Afortunadamente, estos efectos adversos son muy raros, y la gran mayoría son leves, y ceden espontáneamente. La mejor manera de enfrentar el virus es con las vacunas.
- La ejecución del Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19 se está haciendo de manera planeada y garantizando que quienes reciban la primera dosis tengan garantizada la aplicación de la segunda dosis. Este trabajo es articulado con las entidades territoriales, que tienen el seguimiento de a quiénes se les está aplicando inicialmente la vacuna.
- Se siguen realizando unificación de etapas en los territorios con mayor dispersión poblacional o condiciones especiales, lo cual contribuye a reducir las brechas territoriales de la vacunación.