Una de las dudas más frecuentes relacionadas con la vacuna contra el coronavirus, además de si es efectiva o no, es la de si existen consecuencias relacionadas con ingerir alcohol luego de vacunarse.
La duda se originó hace algunos meses, cuando expertos advirtieron que tomar alcohol podría reducir la efectividad de la vacuna contra el coronavirus, puesto que causaría un efecto adverso sobre el mecanismo que protege a las personas contra la enfermedad. La recomendación de la profesora Sheena Cruickshank, docente de ciencias biomédicas de la Universidad de Manchester, es que quienes han recibido la vacuna eviten ingerir licor, porque afectaría la respuesta inmune del cuerpo frente el biológico.
“Es necesario que su sistema inmunológico funcione al máximo para tener una buena respuesta a la vacuna, por lo que si está bebiendo la noche anterior o poco después, eso no ayudará”, aseguró la Cruickshank, citada por The Mirror, medio británico.
Sin embargo, el ministro de Salud Fernando Ruiz habló del tema y dijo que no existe alguna evidencia que corrobore dicha información. En ese sentido, el jefe de esa cartera sostuvo que no existe aún evidencia que corrobore que ingerir alcohol posterior a la aplicación de la vacuna contra la covid-19 sea contraproducente. “La recomendación es un consumo moderado”, apuntó.
En entrevista con Blu Radio, el ministro insistió en decir: “Yo me puedo vacunar; me tomo un vinito, un whiskicito adicional, y no hay ningún problema”. Al respecto, agregó que “el mismo día que se vacunen se puede tomar uno o dos tragos sin ningún problema”.
Las recomendaciones de Ruiz coinciden con las explicaciones que dio Ilhem Messaoudi, directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, al diario The New York Times. La doctora Messaoudi, quien ha realizado estudios sobre los efectos del alcohol en la respuesta inmune, asegura que no hay ningún riesgo con tomarse una copa, pero insiste en que su consumo debe realizarse con moderación, de lo contrario, sus afectaciones pueden ser bastante graves.
De acuerdo con The New York Times, el efecto antiinflamatorio del alcohol, en cantidades moderadas, incluso podría ser útil para controlar los efectos adversos de la vacuna, como el dolor en el brazo. “Pero hay que ser muy consciente de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos, incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante rapidez una vez que se sale de esa zona moderada”, explicó la experta a ese medio.
El consumo moderado está definido, máximo, como dos tragos diarios para los hombres o uno para las mujeres.
A propósito, en Rusia ya habían advertido sobre este tema, pues después de comenzar la vacunación masiva de la Sputnik V, desarrollada por el instituto Gamaleya, la viceprimera ministra rusa, Tatiana Golíkova, indicó que “los vacunados deben evitar los lugares públicos y reducir la ingesta de medicamentos y alcohol, que podrían inhibir el sistema inmunológico, dentro de los primeros 42 días” después de haberse aplicado la primera de las dos dosis.
No obstante, Alexander Ginzburg, director del instituto desarrollador, aseguró que no se trataba de una prohibición total, sino de una limitación razonable del consumo para que el cuerpo pueda alcanzar a formar su respuesta inmune a la infección de SARS-CoV-2.