Las vacunas contra la covid-19 desarrolladas por Johnson & Johnson y AstraZeneca están siendo usadas en gran parte del mundo. Su efectividad es positiva y, como las demás, han demostrado resultados importantes en la disminución de casos graves y también en la mortalidad de la enfermedad.
Sin embargo, hace algunos meses se ha cuestionado e investigado en las casas farmacéuticas la posibilidad de que en algunos casos mínimos y “raros” estos dos biológicos causen trombos en las personas que son inoculadas, razón por la que entre marzo y abril la vacunación se suspendió temporalmente en países como Noruega y Dinamarca, aunque después se continuó.
A raíz de esta situaciones se conoció que un grupo de expertos independientes y también científicos de la Universidad de Oxford, que ayudó con el desarrollo de la vacuna de AstraZeneca, trabajan en investigaciones que modificarían las fórmulas de las vacunas para evitar que estos casos continúen, según reveló The Wall Street Journal.
Ambas farmacéuticas señalaron que están de acuerdo con este tipo de estudios que permitirán comprender en qué tipo de eventos se presenta la trombosis y cómo se pueden evitar estas situaciones.
Sin embargo, una modificación de este tipo podría incidir en el tipo de aprobaciones que las autoridades regulatorias de los países han brindado a las vacunas así como en sus derechos de propiedad.
Los estudios además están siendo bien vistos por otro tipo de autoridades, aun cuando los casos de trombosis para la vacuna de AstraZeneca son de 1 a 2 por cada 100.000 personas inoculadas o de 0,3 % por cada 100.000 vacunados con la vacuna de Janssen de J&J, lo que significa que otro tipo de medicamentos podrían causar más de estos casos que las mismas vacunas.
Recientemente, la farmacéutica Johnson & Johnson confirmó que está colaborando con la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) una posible relación entre su vacuna monodosis contra el coronavirus y el síndrome de Guillain-Barré, una rara afección neurológica.
“Estamos en contacto con la FDA y otros reguladores por los casos excepcionales de desórdenes neurológicos, el síndrome de Guillain-Barré, que se han detectado tras la vacunación con la vacuna covid-19 Janssen”, explicó la empresa en un breve comunicado. “Las probabilidades de que ocurra son muy bajas y la tasa de casos excede la tasa de fondo por un ligero margen”, añade la multinacional farmacéutica.
“Cualquier evento adverso en individuos que han recibido la vacuna monodosis de Johnson & Johnson y nuestra propia evaluación de estas informaciones se está trasladando a la FDA, la Agencia Europea del Medicamento y otras autoridades sanitarias pertinentes”, prosigue.
La empresa ha defendido “la concienciación” ante los síntomas de afecciones raras como el síndrome de Guillain-Barré “para garantizar que se puedan identificar rápidamente y tratar eficazmente”.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron este mismo lunes que la FDA estaba estudiando las informaciones sobre casos del síndrome de Guillain-Barré entre personas vacunadas con el fármaco.
Aun con este tipo de reportes, del cual también han sido objeto las vacunas de Pfizer y Moderna por producir casos de miocarditis y pericarditis, también en tasas muy bajas por cada 100.000 habitantes, las autoridades aseguran que las ventajas de las vacunas contra la covid-19 son mucho más que sus contraindicaciones, razón por la que el llamado a inocularse es persistente, con el fin de que los países se acerquen a la inmunidad de rebaño.