Una investigación realizada por miembros de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE. UU.) concluye que los confinamientos y las restricciones de movilidad han tenido poco o ningún efecto en la salud pública, y una baja efectividad en cuanto a la reducción de la mortalidad por la covid-19. Sin embargo, estas medidas sí han supuesto enormes costos económicos y sociales allí donde han sido adoptadas.
Concretamente, considera que estas medidas han contribuido a reducir la actividad económica, aumentar el desempleo, reducir la escolaridad, causar disturbios políticos, contribuyendo a la violencia doméstica y socavando la democracia liberal.
Los investigadores realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis diseñado para determinar si había evidencia empírica que apoyara estos ‘bloqueos’ de la población, atendiendo a que se trataba de una intervención no farmacéutica obligatoria. El estudio empleó un procedimiento sistemático de búsqueda y cribado en el que se identificaron 18.590 estudios que potencialmente podrían abordar la creencia planteada.
Después de tres niveles de detección, se seleccionaron 34 estudios para su inclusión en el metaanálisis. Se separaron en tres grupos: estudios de índice de rigor de bloqueo, estudios de orden de refugio en el lugar (SIPO) y estudios específicos de NPI. Un análisis de cada uno de estos tres grupos apoya la conclusión de que los bloqueos han tenido poco o ningún efecto sobre la mortalidad por covid-19.
Más específicamente, los estudios de índice de rigurosidad encuentran que los bloqueos en Europa y Estados Unidos solo redujeron la mortalidad por covid-19 un 0,2 % en promedio, mientras que los confinamientos y las cuarentenas también fueron ineficaces, pues solo redujeron la mortalidad por coronavirus un 2,9 % de media.
Sin embargo, el cierre no esencial de las empresas parece haber tenido algún efecto, reduciendo la mortalidad por covid-19 un 10,6 %, la cual podría estar sobre todo relacionada con el cierre de bares. El estudio, además, muestra que los tapabocas pueden reducir la mortalidad por el virus, pero solo hay un estudio que examina la obligación de llevar de mascarillas, con lo que los investigadores no tienen muchos datos.
Sobre el efecto de los cierres de fronteras, el cierre de escuelas y la limitación de reuniones sociales sobre la mortalidad por covid-19, el estudio produce resultados ponderados con precisión estimando que es una reducción del -0,1 %, -4,4 % y 1,6 %, respectivamente. Además, el estudio encuentra algunas evidencias de que limitar las reuniones fue contraproducente y aumentó la mortalidad por el coronavirus.
Respecto a los motivos por el que estas medidas pueden haber fallado, señalan que incluso si las restricciones logran reducir inicialmente la propagación de la covid-19, hay que tener en cuenta que la respuesta o comportamiento de la población puede contrarrestar el efecto por completo, ya que las personas responden a un menor riesgo con un cambio de comportamiento.
Otra cuestión a destacar es que el encierro y las cuarentenas pueden tener consecuencias no deseadas. Al aislar a una persona infectada en el hogar con su familia, corre el riesgo de infectar a los miembros de la familia con una carga viral más alta, causando enfermedad más grave. Pero, además, los cierres han limitado el acceso de las personas a lugares seguros al aire libre como playas, parques y zoológicos. Asimismo, limitar las reuniones al aire libre ha podido empujar a las personas a reunirse en lugares menos seguros, en casas o locales interiores.
*Con información de Europa Press.