Mientras la mayoría de los países hacen enormes esfuerzos por vacunar a la mayor cantidad de población contra la covid-19, otros como EE. UU. y algunos de Europa han comenzado a aplicar una dosis de refuerzo para población en riesgo, con el fin de aumentar su protección frente a la enfermedad.
En las últimas horas se reveló un estudio sobre los efectos que tiene la aplicación de una dosis de refuerzo para las personas que se vacunaron con el biológico de la farmacéutica Johnson & Johnson (vacuna Janssen) que, como se recuerda, es monodosis; es decir, que solo requería la aplicación de una sola dosis para una alta protección contra el coronavirus, mientras que las restantes requieren una segunda inyección.
El análisis, cuyos resultados preliminares se conocieron en Estados Unidos, buscaba determinar si quienes recibieron esa vacuna podrían recibir una dosis de refuerzo de Pfizer o Moderna.
El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y era esperado tanto por las autoridades sanitarias como por los ciudadanos, ante la posibilidad de “mezclar” vacunas usando una diferente a las dosis iniciales para la dosis de refuerzo, lo cual actualmente no es permitido en el país.
Para conocer esos efectos, los científicos realizaron un muestreo entre 458 adultos que habían sido vacunados con una de las tres marcas aprobadas en Estados Unidos (Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson) durante al menos 12 semanas.
Posteriormente, cada uno de estos tres grupos, formados por unas 50 personas cada uno, fue dividido en tres nuevos grupos para recibir una de las vacunas disponibles como refuerzo.
Tras la aplicación de los inmunizantes de refuerzo, los investigadores analizaron los niveles de anticuerpos 15 días después.
De acuerdo con los resultados del análisis, las personas inicialmente inoculadas con Johnson & Johnson mostraron niveles de anticuerpos cuatro veces más altos después de un refuerzo de J&J, 35 veces más altos después de un refuerzo de Pfizer y 76 veces más altos después de un refuerzo de Moderna.
Se pudo determinar en las investigaciones que los niveles de anticuerpos para quienes habían recibido originalmente inyecciones de Moderna eran más altos “independientemente de la vacuna de refuerzo administrada”, en comparación con los que habían recibido inicialmente Pfizer o Johnson & Johnson.
Igualmente, los autores del estudio señalaron que “no se identificaron problemas de seguridad” después de que se administraron las dosis de refuerzo.
Para tomar una decisión final sobre esta mezcla de vacunas se requiere que el estudio sea revisado por pares y, según algunos analistas, tiene unas limitaciones, pues según se ha señalado el número de participantes fue pequeño y la respuesta inmune podría evolucionar con el tiempo, más allá de los 15 días observados durante el estudio.
“Es importante no dejarse llevar demasiado por los hallazgos”, escribió en su cuenta de Twitter el profesor de Baylor College of Medicine, Peter Hotez.
Señaló que los resultados de las pruebas de una segunda inyección de refuerzo de Johnson & Johnson realizadas por la propia empresa fueron “impresionantes”.
Precisamente, este estudio se conoce ad portas de las discusiones del comité de expertos de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, FDA, en las que se analizan las solicitudes de dosis de refuerzo de las vacunas de Moderna y Johnson & Johnson.
La FDA ya aprobó el refuerzo del inmunizante producido por Pfizer para ciertas poblaciones, como personas de 65 años o más, adultos con afecciones médicas de alto riesgo y aquellos con trabajos en los que están expuestos con frecuencia al coronavirus.
*Con información de la AFP.