A pocos días del inicio de los juegos Olímpicos de Invierno, medios internacionales reportan que los controversiales tests rectales para detectar el coronavirus volvieron a utilizarse en China.
Según el periódico The Pekin News, al menos 27 personas se sometieron a las pruebas de hisopado anal en un edificio de apartamentos en la capital china, donde una mujer de 26 años había contraído ómicron, el primer caso registrado de la variante en la ciudad.
El régimen chino afirma que esta prueba, que consiste en insertar un hisopo empapado en solución salina de 5 cm de largo en el recto de un paciente y rotarlo, es más preciso que las pruebas nasales y de garganta para detectar el virus.
Cuando se propusieron las pruebas en marzo del año pasado, Li Tongzeng, médico de enfermedades respiratorias, dijo a los medios estatales que los rastros de covid permanecen detectables durante más tiempo en las muestras de heces que en la nariz o la garganta. Añadió que este tipo de pruebas pueden aumentar la efectividad a la hora de detectar el virus en pacientes asintomáticos.
Sin embargo, la posibilidad de que a los visitantes extranjeros les tomen una muestra del ano ha generado controversia. Japón pidió en su momento a China que dejara de usar la prueba, que calificó de “indigna”, debido al “sufrimiento psicológico” que genera el proceso.
El año pasado se conoció que el régimen chino supuestamente ordenó a diplomáticos estadounidenses que se sometieran a pruebas anales, lo que provocó una disputa con el Departamento de Estado. China negó las afirmaciones, pero el Gobierno norteamericano también cuestionó este tipo de pruebas.
Actualmente, Pekín se encuentra en medio de un estricto régimen de confinamiento y pruebas masivas después de que la ciudad informara su primera infección local por ómicron el 15 de enero. Ya se han confirmado once casos en la capital, informó la agencia de noticias Xinhua.
A principios de esta semana, el Comité de Organización de los Juegos Olímpicos de Invierno anuló su proyecto de vender entradas al gran público. Estaba en principio previsto que personas residentes en China pudieran asistir a las pruebas, toda vez que los espectadores procedentes del extranjero ya estaban vetados para esta ocasión.
En lugar de esa venta de entradas abierta al público local, los organizadores han previsto ahora acoger a espectadores únicamente mediante invitaciones, con el objetivo de “organizar la presencia de espectadores en las sedes” de las competiciones, indicaron, sin precisar cómo se hará la selección de esas personas.
Los organizadores dijeron, además, que el relevo de la antorcha de Olímpicos, que fue reducido, será acordonado del público para detener la propagación del virus.
Alertas sobre vigilancia a los atletas enturbian los Juegos
Un creciente número de países occidentales y grupos de ciberseguridad han emitido alertas de vigilancia digital para los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, y algunos recomendaron a los atletas extranjeros dejar sus teléfonos y ordenadores personales en casa.
Sin embargo, los preparativos están plagados de controversias, incluyendo varios boicots diplomáticos por la situación de derechos humanos de China y la seguridad de la connotada tenista Peng Shuai, quien desapareció durante varias semanas después de acusar a un dirigente comunista de asalto sexual.
Ahora las preocupaciones se centran en si los atletas extranjeros, dignatarios y miembros de la prensa estarán a salvo de una amplia gama de herramientas de vigilancia que tiene China.
Todos los que participan en los Juegos estarán en una burbuja que los aísla del resto de la población para reducir las posibilidades de contagio del coronavirus en China, que mantiene una estricta política de cero covid.
Esta semana, un grupo de investigadores del Citizen Lab de la Universidad de Toronto dijeron que la aplicación de seguimiento del virus que todos los asistentes deben usar resultó tener una falla de codificación “simple pero devastadora”, que permite la filtración de información personal.
Citizen Lab dijo que notificó del tema a los organizadores de Pekín en diciembre, pero no recibió respuesta.
“China tiene un historial de lastrar la tecnología de codificación para permitir la censura política y la vigilancia”, señaló el investigador Jeffrey Knockel.
“Por ello, es razonable preguntar si la codificación de esta aplicación fue saboteada intencionalmente con fines de vigilancia o si el defecto se debe a una negligencia del desarrollador”, agregó.
La firma de ciberseguridad Internet 2.0 de Canberra también advirtió en un reciente informe que el software oficial de los Juegos, incluyendo un VPN y un antivirus de dos patrocinadores tecnológicos chinos pueden potencialmente recolectar información de los usuarios sin su conocimiento.