Un reciente informe publicado por el Ministerio de Sanidad de España reveló que actualmente el 63,2 % de los casi 47 millones de habitantes de ese país han recibido el esquema completo de alguna vacuna contra el coronavirus, mientras que ese porcentaje sube al 73,5 % si se tienen en cuenta aquellos que han recibido al menos la primera dosis.

Las únicas vacunas que han sido aprobadas en esa nación para menores de 30 años de edad son las desarrolladas por las farmacéuticas Pfizer y Moderna. Ambas requieren dos dosis y fueron autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el organismo de la Unión Europea encargado de evaluar las solicitudes de autorización de comercialización de medicamentos.

Vacuna coronavirus | Foto: Getty Images

El servicio de información y noticias científicas Agencia SINC, junto con un equipo de periodistas especialistas en ciencia vinculados al portal divulgativo Voces Expertas, perteneciente al Gobierno de España, publicó un artículo en el que explican que los efectos secundarios de la segunda dosis de estas vacunas son más frecuentes en el segmento poblacional de menores de 30 años.

Los hallazgos revelaron que la razón principal de esta tendencia es que luego de aplicar la segunda dosis el organismo de estas personas ya ha estado en contacto previamente con el virus del SARS-CoV-2 (generador de la enfermedad de covid-19), lo que genera una especia de “efecto memoria”.

“La respuesta que genera el organismo es una especie de memoria de la primera. Por eso, también se consigue una mayor inmunidad”, aseguró César Hernández, responsable del departamento de medicamentos de uso humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en declaraciones citadas por el diario español ABC.

En otras palabras, el sistema inmunológico del organismo identifica la presencia de un agente con el que ya ha estado en contacto e intenta luchar contra él, lo que produce efectos secundarios a partir de la segunda inyección. Cabe resaltar que las vacunas de Pfizer y Moderna fueron diseñadas con una tecnología conocida como ARN mensajero.

Young multi-ethnic team during coronavirus lab tests | Foto: Getty

“Este tipo de vacuna usa ARNm genéticamente modificado para brindarle a tus células instrucciones sobre cómo producir la proteína S que se encuentra en la superficie del virus de la covid-19″, explican desde la Clínica Mayo, una entidad especializada en la práctica clínica, la educación y la investigación en Estados Unidos.

Los expertos señalan que después de la segunda dosis las células inmunitarias del cuerpo empiezan a producir esas partes de la proteína S, lo que genera que el organismo produzca anticuerpos y pueda combatir el virus en caso de contagio.

Las dosis de refuerzo toman fuerza

Los más recientes datos revelados por Israel sobre la efectividad de las vacunas contra el coronavirus a lo largo del tiempo apuntan a que las personas que fueron vacunadas en enero o febrero de este año necesitarán próximamente una tercera dosis de refuerzo.

Los hallazgos evidencian una reducción en la efectividad de la vacuna de Pfizer contra enfermedades graves entre personas de 65 años o más, que fueron vacunadas por completo a comienzos de este año.

Vacuna covid (Getty) | Foto: Abel Mitjà Varela

En ese sentido, las autoridades sanitarias de varios países han empezado a recomendar la aplicación de terceras dosis para reforzar la inmunidad contra el virus. En Estados Unidos aprobaron recientemente que las personas que recibieron las vacunas contra el coronavirus de Pfizer y Moderna podrán recibir una tercera dosis a partir del 20 de septiembre de este año.

Sin embargo, Estados Unidos no es el único país que ha tomado la decisión de aprobar dosis de refuerzo. República Dominicana, Israel, Uruguay y Rusia también están avanzando en ese sentido y a partir de septiembre empezarán a aplicarlas.

Israel, por ejemplo, comenzó a finales de julio a aplicar una tercera inyección a las personas mayores de 60 años. El presidente Isaac Herzog, de 60 años, y su esposa Michal recibieron la tercera dosis de Pfizer/BioNTech en el hospital Sheba, en los suburbios de Tel Aviv.