La llegada de un cuarto pico de contagios de coronavirus parece inevitable y, a medida que pasan los días, se acerca más octubre, el mes en el que se prevé que vuelvan a incrementar los casos y, quizá, los decesos a causa del virus.

Sin embargo, no todos concuerdan en que la ola, si sucede, sería en octubre ni tampoco en los cálculos matemáticos que pretenden decir desde ya qué tan inclinada será. Aun así, la vacunación necesariamente tendrá un rol esencial. El país ha aplicado más de 35 millones de dosis y 14,7 millones de personas han completado sus esquemas, pero el ritmo de agosto cayó frente al de junio y julio, lo cual genera dudas y preocupación.

La viróloga Fernanda Gutiérrez dice que es muy difícil prever con certeza el comportamiento de un virus tan impredecible como el SARS-CoV-2.

“Nosotros venimos después de Europa, generalmente, y allá todavía los casos no han subido tanto. El comportamiento es muy poco predecible, nos ha ido muy mal con las previsiones matemáticas en el pasado”, insistió. “No tenemos ni idea de qué tan alto va a ser el pico, no se puede controlar, pero sí mitigarlo con acciones, continuando con las medidas de bioseguridad y, ojalá, aumentar el número de vacunas”, señaló. Además, considera que no es posible asegurar que ocurrirá en octubre.

Asimismo, resaltó que, en el escenario eventual, definitivamente ocurrirá un “cuarto pico de los no vacunados”, ya que la diferencia con las olas anteriores es que no había población vacunada o el porcentaje, en el caso de la tercera, era bajo. Precisamente por ese motivo, cree que lo que venga en el futuro no será de la misma magnitud de lo que el país vio entre abril y julio.

Por su parte, el inmunólogo Juan Manuel Anaya piensa que a pesar de la llegada de delta, es sorprendente la caída de casos, hasta por debajo de los 2.000 diarios. “Se estima que ese pico podría llegar este mes o en octubre, pero ¿y si no ocurre?”, se pregunta y agrega que, de cualquier forma, es muy difícil predecir lo que sucederá, en la misma línea de Gutiérrez.

Sumado a eso, considera que si la vacunación avanza más rápido, podría alcanzarse la “esquiva inmunidad colectiva” o de rebaño tan esperada, a pesar de que parece cada vez más lejana debido, precisamente, a delta.

Para el epidemiólogo Manuel Ayala, con las cifras de vacunación actuales es muy viable pensar en un cuarto pico epidemiológico y, en caso de que suceda, estima que la mortalidad estará enfocada en las personas mayores de 50 años que no se han vacunado. Es un grupo en “donde la vacunación no ha sido exitosa y donde es urgente realizar estrategias de búsqueda activa y personalizada”, como lo han indicado distintos funcionarios del Ministerio de Salud desde hace semanas.

De acuerdo con un balance del 25 de agosto, el 52,8 % de los adultos entre 50 y 59 años no han completado su esquema de vacunación, cuando tienen la oportunidad de recibir su segunda inyección desde hace meses.

Por lo anterior, considera que en este punto es necesario ser más drásticos con las medidas de bioseguridad y mejorar la estrategia PRASS. “No estaría de más exigir la vacunación para el uso de ciertos servicios, donde claramente hay alto riesgo de contagio demostrado, como servicios odontológicos, transporte público, restaurantes, bares, entre otros, lo cual indirectamente incentivaría la vacunación en los grupos de escépticos aún existentes”, señala el experto.

Dando luces frente a esta propuesta, el Gobierno presentó el certificado digital de vacunación, señalando que servirá para la reactivación económica. Posiblemente, en un futuro se exija tener al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19 para acceder a eventos, servicios u otros espacios públicos y privados.