Ómicron es un tema priorizado por los medios de comunicación desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió catalogar esa variante de la covid-19 como “preocupante”. Eso dio pie a que varios países en todo el mundo restringieran el ingreso de ciudadanos procedentes del sur de África, zona en la que fue hallado el primer contagio, el pasado 9 de noviembre.
Así, países como Estados Unidos (que ya reportó el primer contagio de ómicron en su territorio) y los 27 estados que conforman la Unión Europea decidieron cerrar las fronteras a los viajeros que llegaran de países como Sudáfrica, Botsuana, Zimbabue, Namibia, Lesoto, Esuatini (o Suazilandia), Mozambique y Malaui. De acuerdo con los gobiernos de estas naciones, la decisión se toma con el fin de evitar la propagación de la nueva variante de la covid-19 en sus respectivos territorios.
Ahora bien, aunque los Ejecutivos de los países que cerraron sus fronteras aéreas aseguran que estas medidas son necesarias y prácticamente obligatorias, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha insistido en que esta estrategia no solo es “injusta”, sino también “ineficaz”.
Con esas palabras fue que el secretario general de esta organización, António Guterres, se refirió a la situación, manifestando que África no tiene la culpa de lo sucedido. Asimismo, insistió en que los habitantes de este continente no deben pagar las consecuencias de un virus que ha afectado a todo el mundo.
“Con un virus que realmente no tiene fronteras, las restricciones de viaje que aíslan a cualquier país o región no solo son profundamente injustos y punitivos, sino que también son ineficaces”, señaló Guterres en una rueda de prensa que ofreció este primero de diciembre.
De acuerdo con él, en este tipo de situaciones lo realmente importante no es castigar, sino prevenir y actuar de manera específica contra los posibles casos de contagio. Por esto, para Guterres es necesario que los países realicen más testeos a los viajeros, en vez de catalogar a todo un continente como “perjudicial” para el resto del mundo.
Por otra parte, para el secretario general de la ONU también es injusto que las grandes potencias usen su poder para penalizar el conocimiento ofrecido por los países del sur de África en relación con la variante ómicron, tildándolos de “contagiosos” para el planeta.
“(Los países no deben) ser castigados colectivamente por haber identificado y compartido informaciones científicas y sanitarias cruciales con el mundo”, añadió, no sin antes recordar que estas decisiones deberían ser catalogadas como un acto “injusto” e “inmoral”.
El mismo pensamiento mostró Moussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la Unión Africana, quien denunció que los países que cerraron sus fronteras a los ciudadanos africanos están siendo partícipes de una “estigmatización que no se justifica”.
“Por haber sido transparente (...) el conjunto de África austral ha sufrido sanciones”, mencionó mientras recordaba los países cuyos ciudadanos no podrán viajar a gran parte del mundo.
Cabe recordar que en días anteriores, Guterres emitió un comunicado de prensa en el que, aunque menciona la injusticia de las potencias hacia África, recuerda también que los ciudadanos de ese continente no solo no pueden ser castigados tras el descubrimiento de ómicron, sino que aclaró que ellos no tienen la culpa de los bajos niveles de vacunación en sus países.
“La gente de África no puede ser culpada por el inmoralmente bajo nivel de vacunación disponible en África”, dijo.
Por su parte, Moussa Faki Mahamat compartió ese sentimiento este miércoles, añadiendo que “menos del 6 % de los africanos está vacunados”, por lo que lo justo es que en lugar de castigarlos, los países más adinerados puedan solidarizarse ante esta situación fortaleciendo el músculo económico de África y así poder adquirir más inmunizantes contra la covid-19 en este continente.