Cuando el mundo registró las primeras noticias sobre “una gripa inusual” en Wuhan, China, las imágenes con sus pobladores usando tapabocas se hicieron frecuentes en los medios de comunicación. Sin embargo, pocos meses después, este se convertiría en un panorama común en todo el mundo.
Hoy, luego de casi dos años desde que se declaró la pandemia del coronavirus, el uso de tapabocas, junto a la vacunación, se mantienen como los pilares para prevenir el contagio de covid. De hecho, recientemente, países como Italia, Francia y España volvieron a la obligatoriedad de la mascarilla después de registrar un nuevo pico en el promedio de infecciones.
A esto se suma la evolución que ha tenido el virus a los largo de este tiempo, traducida en la aparición de variantes, como delta u ómicron, esta última -según estudios- más contagiosa aunque relativamente más leve en cuanto a sus síntomas. Sin embargo, teniendo en cuenta el repunte en los casos de la covid-19 que han registrado varios países del mundo desde la segunda mitad de diciembre de 2021 hasta la fecha, las alarmas se han encendido nuevamente, con miras a prevenir posibles colapsos hospitalarios o infecciones en la población no vacunada.
Sobre los tapabocas, un detalle que ha sido tema de análisis desde el inicio de la pandemia radica en su efectividad. Y es que este elemento se ha convertido, prácticamente, en una nueva prenda de vestir, por lo que el mercado se ha visto inundado con mascarillas de diferentes colores, diseños y materiales.
¿Cuál es más efectivo?
La recomendación de los expertos, desde un principio, se concentraba en los tapabocas quirúrgicos, es decir, aquellos con capacidad antifluidos, ya que el coronavirus se transmite por medio de las gotículas que expulsa una persona contagiada al momento de toser, estornudar, gritar e, incluso, hablar.
“Es tan importante la protección del tapabocas, pero, en realidad, lo más importante es que sean tapabocas certificados (...). Al probar todo este tipo de materiales que se venden en la calle, cualquier persona, caseramente, coge cualquier tela que no es certificada y que no tiene este rango de filtración eficiente, pues, no logramos ni filtrar ni un 15 %”, explicó a Noticias Caracol el ingeniero Camilo Bernal, director de laboratorio ambiental.
En ese sentido, los expertos reiteran su llamado inicial sobre la importancia de utilizar tapabocas certificados (antifluidos) y no dejarse llevar por el diseño, color o precio, ya que estos no ofrecen el mismo nivel de protección.
Al respecto, la doctora Leana Wen, profesora de políticas y administración de la salud en la Escuela de Instituto Milken de la Universidad George Washington, Estados Unidos, durante una conversación con la cadena CNN advirtió que “las máscaras de tela son poco más que decoraciones faciales. No hay lugar para ellas a la luz de ómicron”.
La experta manifestó que, aunque ómicron hizo que estallara nuevamente esta polémica, el debate sobre el uso apropiado del tapabocas ha sido uno que durante meses se ha llevado a cabo, tanto entre la comunidad especialista como entre la población civil. “Esto es lo que los científicos y los funcionarios de salud pública han estado diciendo durante meses, muchos meses, de hecho”, añadió.
¿Qué tapabocas se debe usar?
Para enfrentar de forma segura la batalla contra el nuevo coronavirus, Wen informó que la mejor opción es “una mascarilla quirúrgica de tres capas”, es decir los tapabocas azules o blancos desechables que se pueden conseguir en cualquier farmacia, así como en la mayoría de los supermercados que cuenten con un área de aseo y salud.
Así mismo, explicó que tampoco es necesario satanizar el tapabocas de tela pues, aunque no es recomendable su uso como única arma en medio de la pandemia, se podría considerar “correcto” el hecho de portarlo sobre el tapabocas quirúrgico.
“Puedes usar una máscara de tela encima de eso, pero no uses solamente una mascarilla de tela”, agregó Wen.
Finalmente, indicó que, aunque los tapabocas desechables son seguros, lo ideal sería fortalecer la protección usando los KN95 o N95, es decir, los mismos que utilizan los profesionales médicos que se enfrentan día a día a la pandemia dentro de los hospitales del mundo.