Un grupo de científicos estadounidenses encontraron partículas de la covid-19 en el pene de dos hombres, lo que les generó daños severos en su miembro después de haber superado el virus meses antes. Afirman que el hallazgo se dio luego de que los investigadores escanearan el tejido de esa parte del cuerpo a los pacientes de 65 y 71 años, quienes habían reportado problemas para lograr erecciones.
Los científicos de la Universidad de Miami indicaron que se trata de los dos primeros casos de disfunción eréctil asociados a la covid-19, teniendo en cuenta que el coronavirus estaba en sus órganos seis meses después de que se recuperaran del virus. Uno de los hombres estuvo en estado grave, mientras que el otro solo padeció síntomas leves.
Para los científicos, el coronavirus pudo haber afectado los vasos sanguíneos y obstruir el flujo de sangre hacia el pene, en los dos hombres que anteriormente no había presentado disfunción eréctil.
En medio de la investigación, compararon muestras del tejido de tejido de los pacientes que se infectaron de la covid-19, con tejido de personas que presentan disfunción eréctil que nunca tuvieron coronavirus, hallando que en los que tuvieron el virus había una menor presencia de la enzima que dispara una erección.
Dicho efectos secundarios del coronavirus contrasta con varios casos de priapismo, es decir erección prolongada y sin control, que registraron también adultos mayores; incluso en marzo pasado, un anciano falleció tres horas después de mantener una erección por un largo período.
Vale destacar que en medio de la pandemia científicos de varios países han llevado a cabo varios estudios sobre el coronavirus. A propósito, una reciente investigación estableció que los anticuerpos que neutralizan la covid-19 permanecen en la sangre durante al menos ocho meses después del contagio.
De acuerdo con un estudio italiano publicado el pasado martes, se trata de una observación registrada “independientemente de la gravedad de la enfermedad, la edad de los pacientes o la presencia de otras patologías”, sostiene el estudio realizado por el prestigioso Hospital San Raffaele de Milán (norte) en colaboración con el Instituto Superior de Salud (ISS), el organismo que asesora al gobierno en materia de salud pública.
“La presencia de anticuerpos, aun si disminuyen con el tiempo, es muy persistente”, sostiene el estudio.
Ocho meses después del diagnóstico, solo tres pacientes de 162 no daban positivo en la prueba de anticuerpos, explicaron en un comunicado conjunto San Raffaele e ISS.
Los estudiosos italianos consideran que la presencia temprana de esos anticuerpos es “fundamental para combatir con éxito el contagio, ya que aquellos que no los producen en las dos primeras semanas después del contagio tienen un mayor riesgo de desarrollar formas graves de la covid-19”, recalcaron.
El estudio fue realizado por la Unidad de Evolución y Transmisión Viral del Hospital San Raffaele, en colaboración con investigadores del Instituto de Investigación en Diabetes de la misma entidad, quienes desarrollaron un test específico para los anticuerpos utilizando técnicas empleadas para el estudio de otro tipo de anticuerpos desarrollados como respuesta autoinmunitaria.
Gracias a las vacunas contra el VIH, los investigadores del San Raffaelle e ISS también han desarrollado un nuevo método para evaluar los anticuerpos que protegen del SARS-CoV-2.
El estudio, publicado este martes en Nature Communications, permitió “mapear de forma casi exhaustiva la evolución en el tiempo de la respuesta de los anticuerpos al covid-19”, estiman ISS y San Raffaele.
El estudio se llevó a cabo siguiendo a 162 pacientes positivos al SARS-CoV-2 (67 % de ellos hombres, con una edad media de 63 años) que acudieron a emergencias del San Raffaele durante la primera ola de la pandemia en Italia.
Las primeras muestras de sangre se recolectaron cuando les fue diagnosticado el contagio en marzo-abril de 2020, y las últimas a finales de noviembre de 2020.
El 57 % padecía de una patología distinta a la covid-19 en el momento del diagnóstico. La más frecuente era la hipertensión (44 %), seguida por la diabetes (24 %).