La covid-19 es una enfermedad que no discrimina entre grandes o pequeños, niños a ancianos, y que aún después de haberse superado, deja secuelas que pueden resultar molestas y muchas veces traumáticas.
Ejemplo de esto es la historia de una chica conocida en TikTok simplemente como Natalia, quien a principios de 2021 se contagió de la covid-19 pero que, según su relato en la red social, 10 meses después de haber superado la enfermedad aún tiene molestias físicas como el mal olor y sabor de la mayoría de comidas que consume.
“No creo que nadie entienda cuánto afecta esto en tu vida diaria”, relató la joven registrada bajo el nickname @hannahbaked.
Por supuesto, cuando empezó a notar olores y sabores desagradables, supo que se trataba de una secuela que le había dejado el nuevo coronavirus, solo que nunca imaginó que como le sucede a ella, muchas personas han experimentado las mismas consecuencias varios meses después de superar el contagio.
Tras someterse a varios exámenes, el diagnóstico médico no fue muy alentador para Natalia. Según los expertos le informaron que está sufriendo de dos condiciones médicas conocidas como “parosmia” y “disgeusia”. La primera se conoce por distorsionar el sentido del olfato en las personas que la padecen, mientras que la segunda somete al paciente a sentir alteraciones, muchas veces desagradables en el gusto.
En pocas palabras, Natalia está pasando por dos condiciones que simplemente no le permiten comer casi ningún alimento confortablemente. Por esto, a la par de los problemas derivados de la covid-19, la joven también empezó a presentar problemas de salud relacionados con su estómago.
“Me estaba afectando tanto que desarrollé una gastritis. Cada comida la vomitaba”, por supuesto, aunque se trate de una situación prácticamente psicosomática (trastornos mentales que afectan el buen funcionamiento de los procesos físicos), el hecho de sentir olores y sabores desagradables hace que el cuerpo sienta repugnancia por los alimentos.
No obstante, aunque este tipo de anomalías son temporales, hay casos en los que estos podrían convertirse en parte de la persona de por vida, tal como podría ocurrirle a Natalia. La joven lleva 10 meses con esta situación y hasta el momento los síntomas siguen con la misma fuerza que el primer día que sintió el disgusto por los alimentos.
“Un médico me dijo que si no mejoraba en el plazo de un año, existía la posibilidad de que no me recuperara nunca. Faltan dos meses, y no va a desaparecer”, indicó la tiktoker en medio de lágrimas.
El lado bueno de la situación es que, afortunadamente para Natalia no todos los alimentos son desagradables para su gusto y olfato, tales como dulces, yogur de fruta, sándwiches de carne de cerdo desmenuzada, entre otros productos, en su mayoría lácteos.
“En general, las cosas dulces me saben menos horribles. No son fantásticas, aunque no me dan arcadas a cada rato. Nada tiene sentido, es completamente arbitrario. Literalmente, no hay reglas para esto”, dijo.
Aún con este aspecto “positivo”, la joven manifiesta que se siente desesperada y sumamente deprimida por esta situación.
“No creo que nadie entienda cuánto afecta esto a tu vida diaria. No es sólo que los alimentos tengan mal sabor. Tienen gusto a basura, a cloacas”, indicó.
Asimismo, añadió: “Es gasolina. Es amoniaco. Es amargo. Es moho. Imagina que todas tus comidas favoritas supieran como tus comidas menos favoritas. Es un paso más allá. Es basura y cloacas. Imagina el peor olor que hayas olfateado en tu vida, y es eso”.
Finalmente aseguró que aunque es la peor experiencia que ha tenido en su vida, pudo encontrar “una comunidad de personas que tenían exactamente las mismas experiencias”, lo que le ha ayudado a afrontar esta situación con un poco más de tranquilidad.