Este sábado, 19 de marzo, la huella mortal derivada de la covid-19 volvió a golpear a China, esto tras cerca de un año en el que el país no había registrado muertes asociadas a la enfermedad, como muestra de la eficacia de su política “cero covid”.

La ruptura en la racha se presentó cuando las autoridades sanitarias de ese país reportaron dos nuevas muertes asociadas a la enfermedad, las cuales se presentan en medio de un repunte de la enfermedad en ese territorio, y que las autoridades han asociado al surgimiento de una ola de la variante ómicron.

De acuerdo con datos recogidos por medios internacionales, la última vez que la Comisión Nacional de Salud de China había reportado muertes asociadas a la enfermedad, fue el 26 de enero de 2021.

Con estas nuevas muertes, las dos presentadas en la provincia de Jilin, al norte del país, y una de las que se considera más afectadas por la pandemia, el número total de personas fallecidas en China a causa del virus ascendió a 4.638 víctimas mortales desde diciembre de 2019, cuando se detectó la enfermedad en la ciudad de Wuhan, en el centro del país.

Según medios internacionales, la provincia de Jilin ha sido una de las más golpeadas por la enfermedad, e incluso, sus autoridades, en repetidas ocasiones, han implementado estrictas cuarentenas en varias de sus ciudades con el fin de mitigar la expansión del virus.

Sobre las dos víctimas las autoridades sanitarias de China detallaron que se trataba de hombres adultos de 65 y 87 años, quienes presentaban algunas comorbilidades que se vieron empeoradas por la adquisición de esta nueva enfermedad.

Sobre la situación epidemiológica las autoridades de ese país detallaron que este sábado se reportaron 4.051 nuevos casos de la enfermedad, una cifra menor a la registrada en la jornada del pasado viernes.

Resurgimiento inesperado de la covid-19

Aunque las autoridades sanitarias de China, tras la ocurrencia de la primera ola de la enfermedad a inicios de 2020, habían conseguido mantener cierto control sobre el resurgimiento de fuertes olas de la enfermedad, a través de una estrategia de fuertes controles fronterizos, confinamientos y pruebas masivas de contagio, la aparición de la variante ómicron, significó una fuerte ruptura de sus metas.

Así, según data en los reportes, China pasó de registrar jornadas de menos de cien nuevos casos diarios a informar de días en los que el número de nuevos casos supera los 1.000; esto en el lapso de solo tres semanas.

Aunque el reporte puede parecer bajo, frente al número de nuevos casos que se reportan en otros países, más aún, en comparación con la elevada población china, el crecimiento de las cifras de contagio representa un golpe a las estrategias del Gobierno, para el cual, la mitigación de la expansión de la pandemia, se ha convertido en un asunto fundamental.

Según detallan medios internacionales como AFP, “para Pekín, la baja tasa de contagios y mortalidad respecto a la mayoría de países del mundo prueban la fortaleza de su modelo de gobernanza”.

Opiniones divididas

La realidad epidemiológica china está marcada por un enfrentamiento de posturas respecto a cómo debería abordarse el virus, pues, mientras que algunos expertos han advertido sobre la necesidad de “aprender a convivir con la enfermedad”; como la mayoría de países, desde el gobierno popular, en cabeza de Xi Jinping, este afirmó que se debe “persistir en la estrategia de cero covid”, advirtiendo también esto se fundamenta en los riesgos que podría tener el impacto de la pandemia sobre el desarrollo económico y social del país.

Pese a lo anterior, en algunas regiones e instituciones se han ido flexibilizando las medidas, y si bien aún existen estrategias de mitigación, se han comenzado a evitar los cierres totales por el surgimiento de brotes.

En ese mismo sentido, la disposición sanitaria ya no establece que cualquier persona contagiada y con síntomas deba ser ingresada en una institución de salud, no obstante, se trabaja en la implementación de nuevos cupos en los hospitales ante la posibilidad de que se requiera mayor capacidad, evitando así que el sistema de salud entrara en escenarios de presión.